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Solo las chiquibancadas de los partidos satélite y el PRI han logrado sobrevivir en la LX Legislatura del Congreso del Estado al embate político que ha significado el último año en Puebla.
A unos cuantos días de que concluya el tercer periodo ordinario de sesiones del primer año de la legislatura poblana, lo que implica el primero de los tres años de funciones de la actual Cámara de Diputados, prácticamente todos los partidos han tenido movimiento en su interior y se han reconfigurado con el pasar de los meses.
Si bien faltan todavía poco más de dos meses para que concluyan los primeros 12 meses de trabajo de la LX Legislatura, que entró en funciones el 15 de septiembre de 2018, a punto de terminar con sus periodos oficiales, son evidentes los movimientos producto de la catarsis política que ha enfrentado Puebla después del 1 de julio del año pasado, con un proceso electoral que se fue hasta los tribunales federales, una toma de protesta controversial, la muerte de la exgobernadora Martha Erika Alonso y su esposo, el exgobernador y senador Rafael Moreno Valle, un gobierno interino y elecciones extraordinarias. Esto solo por mencionar algunos de los hechos más recientes.
Peleas entre dos bandos
Los primeros cuatro meses de la legislatura estuvieron bien marcados por la constante pelea entre los dos grandes bandos del Congreso. Por un lado los integrantes de la coalición Juntos Haremos Historia y por el otro los afines al extinto bloque Por Puebla al Frente que tenía al PAN, PRD, MC, Compromiso Por Puebla y Nueva Alianza.
Estas peleas fueron la constante de cada sesión y mesa de trabajo, lo que bloqueó por completo el trabajo legislativo.
Los protagonistas: del lado lopezobradorista, José Juan Espinosa, Gabriel Biestro, Héctor Alonso y otros como Vianey García y Emilio Maurer. Del bando morenovallista, Gerardo Islas, Oswaldo Jiménez y Marcelo García los que aparecían en portada.
Las peleas cesaron una vez que se supo que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ratificaba el triunfo de Martha Erika Alonso como gobernadora electa y, posteriormente, constitucional.
Asimismo, cuando varios de los integrantes de estos bloques comenzaron a tener dudas de sus lealtades, “enflacaron” las divisiones y terminaron por cesar las peleas que muchas ocasiones terminaban en rencillas personales y sin sustento.
Desbandadas y diputados sin partido
La elección de Guillermo Pacheco Pulido como gobernador interino terminó por minar por completo la estructura del Congreso al haberse dado un primer gran movimiento: la remoción de Marcelo García Almaguer como coordinador de los diputados panistas.
Este movimiento pedido por la dirigente blanquiazul, Genoveva Huerta, fue lo que cimbró todo, pues el propio Marcelo decidió dejar su militancia partidista ya sin el ancla de Rafael Moreno Valle, lo que lo convirtió en el primer diputado sin partido de la LX Legislatura.
Tras su salida y autoexilio, comenzó a llamar a otros para su misma causa.
Enojados con Acción Nacional y Genoveva Huerta, Maricarmen Saavedra Fernández y Hugo Alejo Domínguez le siguieron en su camino y dejaron al PAN con cuatro de los siete con que inició la bancada. Jonathan Collantes se unió después al grupo sin mucho que ofrecer a la causa.
Al ala sin partido se unió tiempo después Héctor Alonso, pero él por expulsión del partido tras dichos misóginos y actitudes contra los intereses de Morena.
División en la 4T
Fue precisamente en uno de estos movimientos en que se vio la fricción en la Cuarta Transformación en el Congreso.
La elección de Pacheco Pulido también evidenció riñas dentro del partido y los demás coaligados en Juntos Haremos Historia.
José Juan Espinosa terminó por romper en su relación con Héctor Alonso y con Gabriel Biestro. Los demás diputados tomaron partido y ganó por mayoría el coordinador parlamentario y parte del grupo barbosista.
El otro, el cholulteca, quedó aislado y solo y sin apoyo. En este punto fue cuando se vio la rotura, pues semanas después comenzó la lucha interna en Morena por la candidatura a la gubernatura y donde se vio el grupo que apoyó a Miguel Barbosa y el otro que fue con Alejandro Armenta.
Al final, se logró la unidad en el partido, pero en esa unidad terminaron sin caber Espinosa Torres y Alonso Granados.
Aislamiento político de JJ y Héctor Alonso
Tras quedar solos, los dos diputados terminaron sin respaldo, lo que impidió que el partido dejara pasar varias de sus agresiones.
Comentarios misóginos fueron el acabose para ambos, pues tras criticar reformas como la de retirar publicidad sexista o la reforma por la descriminalización de mujeres que decidan abortar, fue lo que concluyó en sus salidas de los cargos legislativos.
Primero, José Juan perdió apoyo completo y fue removido de la presidencia de la Mesa Directiva. Tras ello, se quedó sin comisiones en el Congreso.
Mismo caso para Héctor Alonso tras declarar que mujeres debían “pensar antes de abrir las piernas y dejarse embarazar”. Perdió su permanencia en Morena y además dejó la vicepresidencia de la Mesa Directiva y todas sus comisiones.
Ahora, viven en el ostracismo político y casi olvidados por los otros 39 diputados.
Movimiento de coordinaciones
Solamente Morena, PRI, Movimiento Ciudadano y PRD conservan las mismas coordinaciones que cuando comenzaron la legislatura.
En el PAN, salió Marcelo García y le entregaron el apoyo a Mónica Rodríguez Della Vechia; en el PT, José Juan Espinosa fue retirado para que Valentín Medel se hiciera cargo; en el PES se quedó fuera José Miguel Trujillo de Ita para dejarle el puesto a Nora Merino Escamilla.
Lo mismo en Nueva Alianza, donde pasó de Gerardo Islas, quien tomó licencia, a Jonathan Collantes, quien luego abandonó el partido y dejó a Islas solamente como representante legislativo.
Compromiso Por Puebla y Partido Verde dejaron su coordinación al tener solo un representante en el Congreso.
