Sacristán pagó con su vida enfrentar a ladrones de arte sacro
Arturo Torres —
Jueves 16 de octubre de 2014 - 05:21
Veinte años cuidó de la iglesia de San Gabriel Chilac, su función de sacristán sin sueldo la hacía con orgullo para servir a Dios. Su retiro fue defender el templo de delincuentes de arte sacro, que lo amarraron y le partieron la cabeza a machetazos.
Rubén Martínez Rosales, el sacristán, tenía 62 años de edad, quedó mojado en sangre. La mayor parte de las heridas fueron hechas en el rostro. Con su vida evitó la sustracción de imágenes religiosas, con más de cinco siglos de antigüedad y de oro.
Rosendo Agama Vigil, párroco de Chilac, lamentó los hechos y pidió justicia para este asesinato. Versiones extraoficiales daban cuenta de la supuesta detención de dos de los responsables.
Los habitantes se manifestaron en parte de la noche y la madrugada, pedían les fueran entregados los responsables para lincharlos.
Acusaron que con el edil David Martínez ha incrementado la inseguridad, a pesar de las peticiones constantes a reforzar la vigilancia.
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