
De estrella, de barco, con forma de zanahoria o la de algún personaje famoso: las piñatas son una tradición mexicana representativa de las fiestas navideñas que no han sido vulnerables al embate de la transformación social y siempre han estado ligadas al acontecer político del país.
Debido a que las piñatas son la representación del mal, al que se tiene que apalear para que derrame su contenido sobre los presentes, los mexicanos han intentado darle connotación política a estos objetos, de manera que personajes odiados como Carlos Salinas de Gortari o recientemente Donald Trump forman parte de las figuras que los piñateros se han ingeniado para hacer.
Se dice que una posada sin piñata no es posada y hasta hay quienes se muestran más atrevidos al hacer de estas traiciones un motivo de sátira, de guasa, al presentar piñatas rellenas de condones o ropa interior para llamar la atención de los invitados.