
Una de las prácticas más acostumbradas por los mexicanos es la de aventarse agua durante el "festejo" del Sábado Santo, acto que no es reconocido por la Iglesia Católica y que en el caso de Puebla representa una sanción de hasta 4,800 pesos.
Remonta a la creencia que existía antes del Concilio Vaticano II, de que la Resurrección de Cristo había ocurrido el sábado y no el domingo posterior a su muerte. Esto quedó descartado luego del concilio al que convocó el Papa Paulo VI.
Es decir que luego de ese evento que rompió muchos paradigmas en la Iglesia Católica, han transcurrido ya ¡cinco papas! Tiempo suficiente para dejar atrás esa práctica que no representa otra cosa más que un franco desperdicio del vital líquido.
En tiempos en los que se habla de una posible privatización del agua y se arman manifestaciones y resistencias contra todo lo que huela a ello, resulta inconcebible que haya quienes todavía encuentran divertido arrojarse cubetazos.
Más allá de la considerable multa que de acuerdo con Alejandro Santizo es posible merecer si se es descubierto arrojando cubetas de agua, lo mejor sería hacer conciencia uno mismo y olvidarse de una vez por todas de ese antiguo Sábado de Gloria.