A 100 años de la partida de Amado Nervo, el embajador de la cultura mexicana

A 100 años de la partida de Amado Nervo, el embajador de la cultura mexicana

Este viernes se cumplieron 100 años de la muerte de uno de los grandes poetas, articulistas y diplomáticos de la historia de México: Amado Nervo.

 

Nacido en Tepic, Nayarit, el 27 de agosto de 1870, Amado Nervo fue uno de los grandes creadores de su época y un autor destacado y cuyo legado es respetado en América Latina y España, no solo por sus incomparables poemas, sino por sus críticas, sus comentarios de obras y su aportación para la difusión de la cultura mexicana por el mundo.

 

Desde pequeño estuvo en una situación económica precaria y su familia tuvo que padecer de la falta de lo más básico tras la muerte de su padre y la falta de desarrollo de las clases populares durante el porfiriato.

 

Pese a ello, logró convertirse en el poeta romántico insigne de inicios del siglo XX con obras que no solo son marcadas por el amor, sino por el misticismo y la tristeza. Todo ello con una técnica única a veces alejada de los cánones de la literatura.

 

“Nací en Tepic, pequeña ciudad de la costa del Pacífico, el 27 de agosto de 1870. Mi apellido es Ruiz de Nervo; mi padre lo modificó, encogiéndolo. Se llamaba Amado y me dio su nombre. Resulté, pues, Amado Nervo, y esto que parecía seudónimo así lo creyeron muchos en América, y que en todo caso era raro, me valió quizá no poco para mi fortuna literaria. ¡Quién sabe cuál habría sido mi suerte con el Ruiz de Nervo ancestral, o si me hubiera llamado Pérez y Pérez!”, se describe Amado Nervo en una entrevista en 1905.

 

Abandonó sus estudios y a los 24 años llegó a la Ciudad de México donde trabajó en la revista Azul y coincidió con Luis G. Urbina, Pagaza, Manuel Gutiérrez Nájera y uno de sus amigos, Rubén Darío.

 

En 1900 llegó a París como corresponsal del diario El Mundo y desde ahí cambió su vida, pues además de conocer a Oscar Wilde y tener mejores nexos con Rubén Darío, conoció a su gran amor, Ana Cecilia Luisa Daillez, quien murió prematuramente y marcaría su vida. En 1922, de manera póstuma, se publica el poema “La Amada Inmóvil”, dedicado a Ana Cecilia.

 

Fue en 1905 cuando consiguió el cargo de diplomático y fue embajador de México en Madrid, Argentina y Uruguay, este último el sitio de su muerte ya como embajador plenipotenciario.

 

Amado Nervo fue uno de los principales exponentes del movimiento modernista y muestra de ello está en algunos de sus poemas más icónicos. Aquí algunos fragmentos:

 

“Me besabas”

 

Me besaba mucho, como si temiera

irse muy temprano… Su cariño era

inquieto, nervioso. Yo no comprendía

tan febril premura. Mi intención grosera

nunca vio muy lejos…

¡Ella presentía!

 

“A una francesa”

 

El mal, que en sus recursos es proficuo,

jamás en vil parodia tuvo empachos:

Mefistófeles es un cristo oblicuo

que lleva retorcidos los mostachos.

 

“A Leonor”

 

Tu cabellera es negra como el ala

del misterio; tan negra como un lóbrego

jamás, como un adiós, como un “¡quién sabe!”

Pero hay algo más negro aún: ¡tus ojos!

 

“El primer beso"

 

Yo ya me despedía…. y palpitante

cerca mi labio de tus labios rojos,

“Hasta mañana”, susurraste;

yo te miré a los ojos un instante

y tú cerraste sin pensar los ojos

y te di el primer beso: alcé la frente

iluminado por mi dicha cierta.

 

“Pasas por el abismo de mis tristezas”

 

Pasas por el abismo de mis tristezas

como un rayo de luna sobre los mares,

ungiendo lo infinito de mis pesares

con el nardo y la mirra de tus ternezas.

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