El Baile de los 41: la primera fiesta homosexual en México

El Baile de los 41: la primera fiesta homosexual en México

Hace 118 años, mucho antes de las luchas por los derechos igualitarios en México o siquiera en el mundo, hubo en la Ciudad de México un hecho que mostró por primera vez la existencia de una comunidad homosexual en nuestro país.

 

Se trató del “Baile de los 41”, una fiesta clandestina justo en pleno porfiriato que reunió a 41 hombres para bailar y festejar sin tapujos.

 

Cuentan las crónicas de aquellos días que durante la madrugada del 20 de noviembre de 1901, nueve años antes del estallido de la Revolución, una redada policial en la calle ubicada en la Privada de la Cuarta Calle de Paz, en la Colonia Tabacalera, dio con una fiesta donde había 41 asistentes, todos hombres, bailando con música y ruido a todo lo que daba.

 

Ello no parecería nada distinto a la época, de no ser porque los 41 asistentes eran hombres y varios de ellos portaban vestidos largos, pelucas y maquillaje.

 

Los policías los detuvieron pues fueron descubiertos en flagrancia del delito de “faltas a la moral y a las buenas costumbres”.

 

En ese tiempo, la homosexualidad era considerada un delito por los mismos cargos y hasta antes de tal hecho, que llegó a la prensa que le era fiel al porfiriato, no se había visibilizado la presencia de la comunidad homosexual en México.

 

La prensa, de tal modo, no fue nada tolerante en aquel momento y tituló el hecho como el episodio de “los 41 maricones”.

 

Fue un grabado hecho por José Guadalupe Posadas, cuando comenzaba con su carrera en la Ciudad de México tras haber dejado su natal Aguascalientes, con el que se ilustró la noticia de un baile donde había hombres con bigote y peinados de la época, pero entallados en vestidos de noche.

 

“Los 41 Maricones, encontrados en un baile en la Calle de la Paz el 20 de noviembre del 1901”, dice el titular.

 

Y agrega: Aquí están los Maricones, MUY CHULOS Y COQUETONES. Hace aún muy pocos días que en la calle de la Paz, los gendarmes atisbaron un baile singular. Cuarenta y un lagartijos, disfrazados la mitad de simpáticas muchachas bailaban como el que más. La otra mitad con su traje, es decir de masculinos, gozaban al extrechar (sic) a los famosos jotitos vestidos de seda al último figurín. Con pelucas bien peinadas y moviéndose con chic”, señala la crónica.

 

Los 41 asistentes fueron procesados y encontraron varios destinos con sentencias y castigos por su falta.

 

Quienes vestían como mujer fueron llevados a la cárcel o a cuarteles militares y otros más exiliados a Payo Obispo, lo que hoy es Chetumal, Quintana Roo, donde se entrenaban a los soldados de leva, es decir, quienes eran reclutas obligatorios y que posteriormente pelearían en la Guerra de las Castas.

 

Otros más fueron castigados por la autoridad capitalina obligándolos a hacer trabajo social vestidos de mujer para ser la burla de los transeúntes.

 

Sin embargo, siete de ellos consiguieron ayuda de la ley y lograron evadir un castigo gracias a sus conexiones en el Poder Judicial de la época.

 

Se dice que uno de los que lograron salvarse, fue Ignacio de la Torre y Mier, quien estaba casado con Amada Díaz, hija de Porfirio Díaz.

 

Ignacio de la Torre quiso alcanzar el poder a través de su suegro, pero nunca logró pasar de sus aspiraciones. Intentó ser gobernador en el Estado de México al ser un reconocido hacendado de la época, intención que le fue rechazada pues el mandatario era afín al porfirismo y agrupaba ya a los cacicazgos de la región.

 

Ignacio de la Torre, tras el exilio de Porfirio Díaz, quién huye de México con el estallido de la Revolución, fue apresado en Lecumberri y liberado por Emiliano Zapata, quien había sido su caballerango y fue el propio yerno del dictador quien lo liberó de la cárcel como agradecimiento por haber él liberado antes al Caudillo del Sur del ejército para entonces volver a Cuautla y comenzar la lucha agrarista.

 

Si bien no hay más detalles en los anales de la historia sobre el Baile de los 41, fue la primera vez que se visibilizó la homosexualidad en México, que 118 años después sigue en pie de lucha para que le sean respetados sus derechos y tengan acceso a la justicia social y a los derechos civiles en México.

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