México fue el cuarto emisor del dióxido de azufre (SO2) el pasado año, según un informe de Greenpeace India divulgado este lunes y basado en los datos de la NASA.
La India encabeza la lista, con una emisión estimada en 4.586 kilotoneladas (kt) en 2015, o más del 15 por ciento del total.
Le siguen Rusia (3.683 kt), China (2.578 kt), México (1.897 kt) e Irán (1.820 kt).
"Los campos petroleros del golfo de México figuran entre los puntos de emisión más grandes del mundo. Sus emisiones habían ido en aumento hasta 2016 antes de bajar durante dos años consecutivos, en 2017 y 2018", consta en el informe.
Otros puntos importantes de emisión de SO2, añade el documento, están en la región del campo Reforma, la planta termoeléctrica Petacalco, la refinería y la planta eléctrica cerca de Tula, que contribuyen a la contaminación del aire en las zonas adyacentes, incluida la Ciudad de México
Al mismo tiempo, el documento reconoce que las emisiones de contaminantes atmosféricos -productos de las centrales eléctricas y otras industrias- han dejado de aumentar en México, como también en Rusia, Repúblicana Sudafricana y Turquía, mientras que en la India y Arabia continúan al alza.
Las centrales eléctricas que queman carbón y petróleo, así como las refinerías, generan dos tercios del volumen total de dióxido de azufre que es resultado de la actividad humana.
El impacto de estas emisiones sobre la salud puede estar relacionado con la exposición tanto al SO2 directamente como a las partículas en suspensión de menos de 2,5 micras (PM2.5), producto de la reacción del dióxido de azufre con otros agentes contaminantes.
Estas últimas partículas resultan especialmente nocivas por tratarse de un cóctel de contaminantes minúsculos -de metales pesados a contaminantes gaseosos en forma de gas como sulfatos y nitratos- tan pequeños que pueden penetrar en los órganos y en las células, provocando toda clase de problemas.