El país naufraga en un mar de corrupción e ineficiencias

El país naufraga en un mar de corrupción e ineficiencias

Es momento de reconocer que sólo un viajero extraterrestre no puede alcanzar a ver el grado de devastación de este país. El nivel vergonzoso al que arrastraron los panistas, tolucos y pachuquitas a la población, que no sólo es víctima del injusto sistema político, económico y social, sino que sufre en carne propia el correlato. Aún ahora con la llamada Cuarta Transformación.

 

Los niveles de inseguridad y el atropello a los derechos humanos fundamentales, producto de un sistema de justicia que imparte las procuraciones y sentencias al gusto de los mejores postores en todos los negocios judiciales, son resultado directo de una pirámide de latrocinio y de rapiña que se encuentra arriba y atrás de jueces y acusadores. Lo reconoce la misma CNDH.

 

El sistema de derechos humanos, pensado para apoyar el cumplimiento irrestricto de respeto a las garantías individuales y sociales que están plasmadas en la Constitución General de la República se encuentra en el abismo internacional, hecho añicos por la insaciable voracidad del Poder Judicial, contaminado por la imitación contumaz de los procederes políticos de las distintas claques gobernantes, cualquiera que sea el partido del que provengan.

 

Panistas, tolucos y pachuquitas sembraron la simiente, afianzaron las raíces de un sistema de deshonestidad y codicia que rebasó todos los confines. Que es ejemplo mundial de lo que debe hacerse cuando se trata de demoler hasta las bases cualquier sistema de convivencia.‎ Lo peor es que ahora con la 4T las cosas cambiaron para seguir exactamente como estaban.

 

2012, campaña mediocre que no prendió. 2018, resistencias vencidas

 

Para llegar a esta conclusión, es preciso recordar que:

La llegada al poder de la tolucopachucracia no fue por méritos propios. Obedeció a un acuerdo de las cúpulas mexicanas priístas, televisivas, empresariales, comercializadoras y concesionarias de las proveedurías de las principales compras del gobierno, coyotes de cuello tieso, convenios con los panistas que andaban en búsqueda de protección política y a lo que usted guste añadir. Con la 4T se observa el mismo fenómeno. Pacto con EPN para garantizarle no sólo inmunidad, también impunidad.

 

En 2102 todos se complicitaron en el empeño de empoderar a un grupito de buitres que se rindieron a su servicio, sólo como una táctica para ganar tiempo, una estratagema para redondear la mentira, para hacer una campaña mediocre que jamás prendió, pero que estuvo sustentada en los medios como poderosos aparatos de subordinación, algo que ya no tienen. Gastaron toda su credibilidad en ese intento.

 

En 2018, pese a las resistencias de los cómplices de EPN que no querían soltar el poder y los benefi$ios que les acarreaban, el coraje, la indignación y el rechazo a las burlas del poder estallaron en las redes sociales y, con la esperanza en ristre, voltearon la tortilla… para que, hasta ahora, quedara exactamente igual.

 

De ahí la voracidad, la fiebre de la rapiña por arrasar con todo lo que pudieron, porque sabían, tanto empresarios como pripanistas, que las bases de su poder se encontraban prendidas por alfileres que ya no soportaban una sacudida.‎ Estiraron demasiado esa liga… y se rompió.

Gran lección para quienes ahora despachan en Palacio Nacional.

 

Reforma energética fatal. Subastó soberanía y nuestra geografía

 

Foxistas, calderonistas, tolucos, pachuquitas y empresarios apoyadores hoy quebrados técnicamente, en proceso de suspensión de pagos, representan el sello inconfundible de una voracidad sin límites que llevaron al sistema político y diplomático a una etapa terminal de obsolescencia y ridículo nacional e internacional.

 

Entre todos llevaron a cabo una desastrosa reforma energética subastadora de los activos soberanos de la Nación y de su geografía.

 

Faltaron a su palabra cuantas veces quisieron hasta conseguir el desdén y la falta de interés de las empresas foráneas por invertir en México. Es más, hoy quieren cobrarse a lo chino con sus cuerpecitos, luego de que entregaran los bártulos del mando y de la engañifa.

 

Con su ineptitud y codicia supina no sólo devastaron los campos petroleros del Golfo de Campeche, sino ‎prefirieron el negocio de importación a altos precios de gasolinas, con sus generosos moches a la claque. No sólo empoderaron exageradamente a los coyotes criollos, prestanombres de las empresas, sino remataron en garage los pilares del patrimonio público.

 

Rendidos ante Donald Trump. Ayer, por corrupción. Hoy, por ineptitudes

 

Además, pusieron la soberanía y la dignidad del país en manos de un invento de Canciller que reconoció no ser ni diplomático, ni financiero, sino sólo un oportunista de ocasión que antes se montó sobre la desquiciante deuda del Estado de México para conseguir comisiones escalofriantes, del brazo de su patrón Pedro Aspe Armella.

 

Una codicia denigrante que les impidió atisbar, en gran medida por su entreguismo rupestre, por su genética de traidores, que había otras medidas para responder a las balandronadas del esquizoide de Nueva York que despacha en Washington: elevar las tarifas de importación de los productos agrícolas provenientes de Estados Unidos...

 

... pegar en la línea de flotación de los corporativos que sostienen las carreras y la influencia de los secretarios de Estado del ocupante de la Casa Blanca, hacerlos pelear al interior, levantar las concesiones y permisos de todo género a las transnacionales productoras de alimentos y bebidas que consumimos. Plantarse con un discurso patriótico y valiente.

 

Tampoco lo hicieron hoy con la 4T. Optaron, mejor, por convertir al territorio nacional en el enorme y grueso muro para detener la migración centroamericana y convertir, de facto, a México en “tercer país seguro”.

Pero enfrentar a Trump se necesitaba algo que nunca tendrán los anteriores y los de hoy. Valor y orgullo para defender nuestros intereses, algo que no aparece en su catálogo de enajenados, que no conocen, ni conocerán. Al contrario, los del pasado sólo alcanzaron a la difusión exacerbada de sus lujos y riquezas de lo mal habido, y los del presente a exhibir sus adelantadas ganas de ya sentarse en La Silla.

 

CNDH advierte: aumento en la impunidad, la violencia y la inseguridad"

 

La ignorancia de la claque de corruptos del pasado inmediato ha sido el tema central que resaltan en el entorno mundial de los medios de comunicación comprometidos con la veracidad informativa. La ignorancia e inexperiencia, en el caso de los actuales. El pasto predilecto de esas fieras. La crítica devastadora y humillante que más nos ha expuesto como una sociedad indefensa, sin los trastos de castigo para esos atrevidos.

 

Y no sólo eso. También el colapso, por corrupción, de nuestro Poder Judicial, pues como ha señalado la CNDH "el aumento en la impunidad, la violencia y la inseguridad, donde persiste la desigualdad, la indiferencia y la ineficacia", es totalmente irremontable.

 

Que el trato cruel y degradante y la falta de honradez, imparcialidad, lealtad y honradez, aún ahora, inunda a casi todas las instituciones. Que la tortura y la desaparición forzada han escalado en varios cientos de porcentaje. Que las violaciones a los derechos de los periodistas, migrantes y familiares no tienen parangón con ningún país.

 

‎Que las violaciones a las normas de convivencia no se castigan, sino que se arreglan. Que prevalecen los intereses de quienes tienen mayores recursos monetarios y cuyos representantes legales estén más familiarizados con los sobornos y las dádivas. Que, en fin, la impunidad y la falta de credibilidad campean a sus anchas en este país, o en lo que queda de él.

 

¡Sálvese quien pueda! ante la impunidad del pasado y la ineficiencia de hoy

 

‎Esto es un desastre mayúsculo. Hasta las propias instituciones dependientes del Estado lanzan un grito de ¡sálvese quien pueda! ante la codicia sin límites y sin castigo de tolucos y pachuquitas. Ante las incapacidades de la 4T. Nadie se siente ni a gusto ni a salvo. Temen lo peor, y creo que tienen razón. Es un barco en naufragio.

 

¿No cree usted?