Ya llegamos al punto de no retorno con la 4T

Ya llegamos al punto de no retorno con la 4T

Entre gorilas, demagogos, anticomunistas, frívolos, entreguistas, neoliberales y corruptos en el poder, los últimos sesenta años de la vida de México se han desarrollado con más pena que gloria.‎ Aunque todos han recibido la conducción de un Estado fuerte y constitucionalmente generoso, ninguno se ha inclinado por buscar la solución popular, el desarrollo sano y equitativo, la independencia y la soberanía.

 

Los mexicanos andamos del tingo al tango eligiendo entre los peores, dando bastonazos de ciego para encontrar la solución, apostando por la esperanza de que en algún momento se nos haga la chica. Por lo visto, parece que hasta aquí llegamos. Ya no hay camino, ni ruta crítica, ni señales de que las cosas puedan mejorar.

 

Los últimos acontecimientos han definido el perfil, el yermo seco que nos espera. La respuesta del Titular del Ejecutivo a una pregunta de Carmen Aristegui, ¿"Por qué no se van sobre los grandes delincuentes?", marcó los límites del gobierno y su ignorancia supina: "No. Porque sería desestabilizar al país". Tan, tan. A otra cosa mariposa, habría contestado hasta Vicente Fox.

 

‎Falta, como nunca, quien le haga ver al Titular López Obrador que no hacerlo es precisamente lo que atenta contra la estabilidad de este país, que confió en él para enfrentar de una vez por todas a sus verdugos, los que cobijados en esas impunidades han hecho lo que han querido con nuestra riqueza y nuestro prestigio.

 

Falta, como nunca, quien le diga al gesticulador que por ahí no va a ninguna parte, excepto a repetir el mismo guión de los entreguistas, anticomunistas, frívolos, neoliberales y corruptos. Por ahí han empezado todos, taparse con esa desalmada cobija y por acá hemos acabado quienes nos oponemos a esas liviandades, a esos desacatos a la Constitución de la República.

 

 

La UIF no es agencia investigadora del MP

 

Si faltaba un espantapájaros éste ya se encontró: la dichosa Unidad de Inteligencia Financiera, que hace el papel a la burda perfección. Se trata de una entidad revisora, la que se encarga de supervisar los manejos de dineros, legalidad de transferencias y cosas por el estilo, no de una agencia investigadora y procesadora de ilícitos.

 

La trompicada Unidad de Inteligencia Financiera es una dependencia de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, nada más. Se ha querido encontrar en ella lo que no tiene. El conducto idóneo para canalizar a la Fiscalía General de la República a los grandes truhanes, acusándolos de delitos digamos triviales.

 

Y aún así, cuando lo hace, como no tiene archivo, no recuerda que la Fiscalía tiene como titular a quien no se mueve sin las órdenes específicas de persecución de delitos graves. Es más, cuando ha sabido de denuncias sobre delitos graves, para no actuar, pide escandalosamente que las denuncias estén certificadas por un funcionario menor.

 

El prevaricato, la peor bandera del nuevo régimen

 

La Fiscalía, igual que su antecedente, la Procuraduría General de la República, ha resultado un fiasco. No ha aprendido a integrar legalmente una averiguación previa. Las que ha intentado en procesos menores han resultado fallidas en todos los flancos.

 

Su personal de investigación sigue siendo integrado por los mismos sujetos a quienes les tiemblan las corvas sólo de pensar en perder su chamba, por querer procesar a los delincuentes mal escogidos. La Cuarta Transformación ha apostado a conservarlos, con la esperanza de que ellos puedan recordar de qué se trata el juego.

 

El titular de la Fiscalía, por su parte, ha acreditado con suficiencia pública que en su pasado inmediato está vinculado con los grandes intereses de los delincuentes graves que hoy dice perseguir. En los casos del sindicato petrolero, en el de Odebrecht, en el de Juan Collado, ha sido más que palpable.

 

El prevaricato se convierte todos los días en la peor bandera del nuevo régimen. El uso del poder para la complacencia, el desatino, el favorecimiento a los intereses contra el pueblo, está tomando una peligrosa carta de naturalización que no abriga nada bueno. ¿Esa es la estabilidad que se busca?

 

Entonces, ¿de qué se trata este jueguito? De andar cazando brujas fiscales cautivas, delincuentes menores, cacharpos de los capos, abogados de mercachifles, jóvenes embozados, policías corruptos, ministros estafadores, adversarios opositores, gobernadores sin protección?

 

La justicia ha sido echada al cajón de la basura

 

Se protegen las frivolidades y los delitos de los gobernadores amigos, Cuitláhuac, Cuauhtémoc, Adán Augusto, Rutilio Escandón, y hasta de quienes aún no toman posesión, como Bonilla; de los empresarios neoliberales que aprovechan las debilidades técnicas y administrativas para llevarse el monte del dinero público. ‎Se amasan las fortunas de los delincuentes con el presupuesto nacional.

 

¿Y la cara de la justicia, que pretenden lavar con la renuncia a la Suprema Corta de un truhán protegido ‎, la justicia que ha sido burlada por los enormes gangsters saqueadores de esta Nación, que siguen argumentando que la riqueza petrolera sólo es asunto de ellos? La justicia ha sido echada al cajón de la basura.

 

La aplicación de la justicia, permutada por la impunidad

 

El Sistema de Administración Tributaria, el famoso SAT, ya enseño su arma escondida: irse con todo contra quienes promueven empleo, contra causantes cautivos y contra deudores menores, a quienes podrá acusar de delincuencia organizada, mientras no se lleven a cabo, en dos años, las audiencias sobre la fracasada amnistía fiscal.

 

La aplicación de la justicia a secas fue permutada por la impunidad, perdiendo de golpe y porrazo la oportunidad única de hacer camino, de remontar el fracaso de ocho sexenios perdidos. En vez de justicia, los grandes delincuentes han recibido el cheque en blanco del Fondo Nacional de Infraestructura para seguir haciendo de las suyas y continuar exonerados.

 

Desde su arranque, fallan los programas sociales

 

En sólo diez meses de gobiernito demagógico e incompetente escasean los alimentos, las medicinas, las vacunas, el dinero, la justicia, el empleo, las reivindicaciones esenciales. Los operadores del desastre son escondidos a piedra y lodo por los mismos organismos anticorrupción y por las instituciones del Poder Judicial de la Federación.

 

El gobiernito se da vuelo recortando los programas esenciales para la producción agropecuaria, las inversiones productivas, los precios de garantía, los mecanismos de distribución de productos básicos. Todo ha pasado a engrosar la bolsa de programas sociales que desde su arranque han fallado.

 

Se han convertido en muy poco tiempo, en cuevas de la corrupción, en un callejón sin salida que apunta a una crisis fantasmagórica en el terreno de las pandemias y el hambre. Una hambre crónica que ahora sí, con los fundamentos de gobierno expuestos, ya no tendrá solución.

 

Cuidado, ya no se podrá regresar a donde estábamos

 

Argumentando proteger la estabilidad ‎del país, se ha llegado al lugar sin límites de la incompetencia, de la abulia y de la destrucción del mismo. Pero, mucho cuidado, porque ya no se podrá regresar a donde estábamos antes de entrar a esta locura.

 

Esto ya no tiene retorno.

 

¿No cree usted?