¿Estamos ante una recesión?

¿Estamos ante una recesión?

Este año se espera que la economía mundial crezca 2 decimas menos que el año pasado, que a su vez creció menos que en 2017. Será el año de más bajo crecimiento para China en al menos 2 décadas. En septiembre, Alemania entró en recesión al acumular dos trimestres consecutivos con tasas negativas de crecimiento del PIB. Este escenario ha elevado el nerviosismo del mercado y en nuestro país se ha venido repitiendo, por diversos actores, que una recesión está en puerta.

 

¿Qué tan acertados están? Para responder correctamente debemos considerar algunos aspectos importantes.

 

Primero, que el crecimiento económico responde a ciclos y tendencias tanto estructurales como coyunturales. Por ejemplo, es un hecho que en el sistema capitalista la crisis es inevitable y, por tanto, tarde o temprano se presenta un enfriamiento de la economía. La última vez que entramos en recesión y luego en crisis fue en 2009, por lo que este ha sido uno de los periodos más largo sin contracción. Por otro lado, la coyuntura que estamos viviendo en el país, derivada del cambio de sexenio y del fin de las políticas económicas neoclásicas, está moviendo la economía hacia una desaceleración.

 

Segundo, que durante el periodo neoliberal el crecimiento económico ha sido extremadamente exiguo; si tomamos como base la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto per capita, que relaciona la producción nacional con la población, observamos que en promedio fue de 1.2% anual; mientras que países como China crecieron al 36% en el mismo periodo. Por lo qué en términos muy estrictos ha sido un largo periodo de estancamiento.    

 

Tercero, que en el periodo neoliberal el crecimiento de México aumentó su nivel de correlación con el crecimiento de Estados Unidos, es decir, hoy los movimientos de la economía de nuestro vecino del norte nos afectan más que en los años previos a la década de los ochenta, por lo que toma fuerza la frase de que “cuando nuestro vecino tiene gripa, a nosotros nos da pulmonía”.

 

Para desarrollar un modelo predictivo del PIB, se tomó la serie de tiempo del crecimiento real (deflactado) y se descompuso en sus componentes (ciclo, tendencia, estacionalidad). Siguiendo un método de factores se obtuvieron los resultados que se muestran en la gráfica 1. Se observa que el modelo obtenido tiene un ajuste del 96% con respecto a la serie original y es confiable a un 99%.

 

Lo que nos está mostrando el modelo es que, si la economía mantiene la misma dinámica de los últimos años, experimentaremos un periodo de estancamiento (crecimiento cero) durante el último semestre de este año y el primero del 2020. Observe que el PIB pronosticado no caerá por debajo de los valores del primer trimestre de 2019 (no habrá recesión), pero tampoco crece por encima del valor observado en el tercer trimestre de 2018 (no habrá crecimiento). Se observa también que la desaceleración (tasas más pequeñas de crecimiento) inició en 2017 año que además tuvo la inflación más alta de la última década.

 

Elaboración propia

 

Entonces, no habrá recesión, pero tampoco crecimiento, ¿qué hacer? Los teóricos neoclásicos al no estudiar las crisis no tienen respuestas efectivas, desde la teoría heterodoxa la recomendación ha sido aplicar políticas contracíclicas. En otras palabras, ante una crisis la respuesta neoclásica ha sido recortar presupuestos y aumentar impuestos; las políticas contracíclicas serían aumentar el gasto y bajar impuestos, en el entendido que sólo un aumento de la demanda agregada puede librar a un país de la recesión. Afortunadamente, por primera vez en 36 años, un secretario de Hacienda ha puesto sobre la mesa la aplicación de estas medidas para evitar la desaceleración.

 

Estas políticas son altamente recomendadas para periodos derivados de crisis por baja demanda como la que ahora nos caracteriza: baja inflación y bajo ritmo del consumo. El propósito es que, a partir del siguiente ejercicio presupuestal el gasto de gobierno se reoriente hacia inversión; actualmente equivale al 2% del PIB, cuando llegó a representar el 12% antes del neoliberalismo. También será necesario impulsar el mercado interno con un crecimiento sostenido de los salarios y ahí la Comisión Nacional de Salarios Mínimos jugará un papel crucial.

 

Sin embargo, también hay muchos retos; lo ideal en la aplicación de políticas que expandan el gasto es tener un fondo de ahorro, que hoy no tenemos; por el contrario, hay un margen muy estrecho de maniobra porque los sexenios anteriores elevaron la deuda a niveles exorbitantes. Se requerirá una coordinación entre la autoridad fiscal y monetaria, ya que Banxico deberá aplicar igualmente políticas expansivas, sin embargo, en esa instancia aún predomina una práctica neoclásica que se opone a medidas heterodoxas.

 

La tarea que tenemos nosotros es presionar a estas autoridades para que de una vez den el viraje respectivo en la política económica. No contribuir a la especulación y no frenar los flujos monetarios en la medida de nuestras posibilidades.

 

 

*Profesor-Investigador Facultad de Negocios, Universidad La Salle México

 

Miembro del Sistema Nacional de Investigadores

Twitter: @BandalaCarlos