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La semana pasada, el Gobierno de Puebla reveló que se detectó la falsificación de títulos universitarios por parte de al menos 26 funcionarios de administraciones pasadas, destacando la presencia en esta lista de Roberto Ruiz Esparza, Franco Rodríguez y Jesús Giles Carmona.
Sin embargo, en México no es muy complicado obtener un título universitario “patito”, pues está al alcance de cualquiera adquirir este documento, siempre y cuando tenga dinero para pagar a un “asesor universitario”.
Y es que en internet se pueden encontrar diversas páginas y publicaciones en portales de ventas como Mercado Libre, que ofrecen títulos y hasta cédulas profesionales sin la necesidad de asistir a clases ni presentar exámenes, dejando un número telefónico para informes.
El costo de esta “asesoría” es de 4,500 pesos; sin embargo, al solicitar informes al número telefónico, la persona que atiende propone una entrevista en un café o domicilio para “hablar de todos los beneficios” que pueden dar.
La Ciudad de México se ha convertido también en la capital de la falsificación de documentos y la sede principal está en la Plaza de Santo Domingo, donde con 400 pesos puede cualquiera salir con un título supuestamente expedido por la UNAM.
En este lugar de la CDMX, los vendedores de estos documentos los ofrecen como si fueran discos compactos piratas, pues se ajustan a las necesidades del “cliente”, que puede ir por un acta de nacimiento, una factura, un certificado de secundaria y hasta un título.
No obstante, es preciso señalar que el presentar documentación falsa es considerado un delito, como se precisa en los artículos 243, 244, 245 y 246 del Código Penal Federal.
Si se obtiene un beneficio con esta documentación falsa, el responsable podría alcanzar una pena de hasta 8 años de cárcel por el delito de falsificación de documentos oficiales.
Esta misma sanción podría ser recibida por los funcionarios que habrían obtenido títulos de manera poco transparente, además de que procedería una inhabilitación para ocupar cargos públicos.
