Rescatar la Revolución

Rescatar la Revolución

Ayer se cumplieron 109 años del levantamiento armado contra el gobierno de Porfirio Díaz. Seis meses después, en mayo de 1911, Díaz renunció y partió al exilio. No obstante, la guerra civil continuó al menos hasta 1920. Tuvieron que pasar casi 7 años del levantamiento para establecer un nuevo orden constitucional y después hasta 20 años para que se materializaran las conquistas revolucionarias, de forma particular, en el gobierno de Lázaro Cárdenas.

 

Muchas de estas conquistas sociales se mantuvieron hasta los años ochenta. En los años noventa inicia un periodo contrarrevolucionario que hemos llamado neoliberalismo y que tuvo por finalidad regresar las condiciones sociales y económicas al periodo previo de la Revolución de 1910, por eso es que algunos también le llaman neo-porfiriato.

 

De acuerdo con el censo de 1910, último año del porfiriato, había 15 millones de habitantes en el país, de ellos 11 millones (70%) vivía en pobreza.  Para 2018, último año del neoliberalismo, había en el país 126 millones de habitantes, 63 de ellos vivían en pobreza (50%), ver gráfico 1. Pero si consideramos la pobreza multidimensional, el 90% de los mexicanos vivían con al menos una carencia social.

 

 

Elaboración propia con datos de Székely (1950-2004) y CONEVAL (2004-2018)

 

Como se muestra en la gráfica anterior, durante el periodo previo al neoliberalismo la pobreza disminuyó rápidamente y se redujo casi a la mitad hasta principios de los años noventa, creció después de la crisis de 1994 y prácticamente se ha estancado durante dos décadas.

 

Durante el porfiriato la diferencia de clases se amplió de forma profunda, un pequeño grupo de potentados lo controlaba todo. Se cuenta entre los chistes de la época que cuando se le preguntaba a Luis Terrazas si era de Chihuahua, él respondía tajante que no, que Chihuahua era de él. En el neoliberalismo, la desigualdad creció a tal modo que el ingreso del decil de la población más rica era 20 veces mayor al decil más pobre. De tal suerte que 10 familias controlaban más de una cuarta parte de la riqueza nacional. De esas 10 familias, al menos 8 habían amasado sus fortunas con las reformas de la década de los noventa, entre ellas las privatizaciones de las empresas públicas.

 

En el porfiriato la libertad de prensa estaba prohibida; en el neoliberalismo los medios de comunicación estaban controlados por la cúpula de poder. México se volvió el país sin guerra más peligroso del mundo para los periodistas. Ocurrieron masacres impensables, se cometieron excesos y barbaridades como la desaparición de los 43 compañeros de Ayotzinapa y el asesinato indiscriminado de luchadores sociales.

 

El porfiriato se hizo de la “vista gorda” de los negocios sucios de algunos empresarios. Turner, periodista estadounidense, relata la situación de esclavitud a la que estaban sometidos miles de mexicanos en Valle Nacional, Oaxaca, dedicados a la producción de las tabacaleras. El neoliberalismo se sirvió en bandeja de plata también. Altos funcionarios participaron en negocios millonarios producto de la corrupción, sea en licitaciones públicas o en desvíos de recursos.

 

El porfiriato benefició a una clase política fiel al régimen que se enriqueció a costillas del pueblo o recibió latifundios como premio. El neoliberalismo pagó salarios escandalosos a los políticos. El aguinaldo de un ministro de la corte llegó a representar el equivalente a 120 años de salario de un obrero. El presidente viajaba en un lujoso avión y vivía en una mansión equivalente a la de la realeza europea, alejándose con desdén de la situación de vida de la mayoría de la población.

 

El neoliberalismo terminó oficialmente ya, algunos lamentan que no perciben los cambios o que van lentamente, pero si consideramos que a la Revolución de 1910 le tomó más de 20 años materializar los logros, a la Cuarta Transformación le tomará mucho más, porque es un movimiento pacífico. Debemos entonces ser pacientes y disciplinados, estar atentos, seguir en la vanguardia y cerrar filas en torno a un proyecto de nación que reivindique a los más pobres.

 

La renuncia de Porfirio Díaz fue presionada en gran medida por los petroleros texanos que financiaron el ejército de Madero. Madero a su vez fue asesinado por un plan urdido en la embajada norteamericana, cuando Estados Unidos vio peligrar sus intereses. Ese golpe no lo pudo repetir cuando Cárdenas les arrebató el petróleo, porque tata Lázaro movilizó al pueblo en su defensa. En Cuba, también el pueblo le paró la mano al imperialismo; Vietnam, Corea del Norte y Venezuela son otros tantos ejemplos. Es por ello que no es descartable que cuando la Cuarta Transformación ponga en peligro los intereses norteamericanos, nuestros vecinos intenten manotear sobre la mesa, pero como la historia nos enseña, solo el pueblo salva el pueblo

 

 

*Profesor-Investigador Facultad de Negocios, Universidad La Salle México

 

Miembro del Sistema Nacional de Investigadores

Twitter: @BandalaCarlos