Primer año de AMLO, entre la polarización y promesas incumplidas

Primer año de AMLO, entre la polarización y promesas incumplidas

Foto: Xinhua

Este 1 de diciembre se cumple el primer año de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México, puesto al que llegó con un sinfín de promesas para mejorar la calidad de vida de los mexicanos, algo que no se ha cumplido del todo.

 

Pese a que el nivel de aceptación de López Obrador aún es mayor que el rechazo a su gestión, la realidad indica que el mandatario federal ha generado una gran polarización política, calificando de traidores a la nación a sus detractores.

 

Desde el inicio de su gobierno, López Obrador dejó en claro que solo los que están de su lado, avalando cada una de sus decisiones, son dignos de recibir respeto y no ser llamados “fifis”, “neoliberales” o parte de la “mafia del poder”.

 

Aunque en campaña señaló que uno de sus objetivos era castigar a todos aquellos que se hicieron ricos a costa de los mexicanos, hasta el momento el presidente no ha cumplido con investigar a peces grandes de administraciones pasadas, léase Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

 

Tal vez el único acierto en cuanto a impartición de justicia a grandes niveles es la detención de Rosario Robles Berlanga por la llamada “Estafa Maestra”, aunque también se ha visto poco interés en capturar al exgobernador de Puebla, Mario Marín Torres, acusado de tortura.

 

López Obrador innovó con las llamadas “Mañaneras”, en las que comparece ante la prensa para explicar diversos temas de interés nacional, aunque esta actividad ha sido criticada debido a la poca apertura a la prensa crítica, a la que el mismo presidente ha calificado como “prensa fifi” y “prensa neoliberal”.

 

En el primer año de López Obrador han aumentado los asesinatos a periodistas, colocando a México como el país más peligroso para ejercer esta profesión, pues de acuerdo a una lista publicada por “Periodistas sin Fronteras”, en México han muerto 10 periodistas de los 25 que han sido asesinados en todo el mundo.

 

 

El mandatario también se ha mostrado como un líder al que no se le puede discutir ninguna decisión por polémica que esta sea, siendo un claro ejemplo la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, pese a que esta decisión era un evidente error.

 

López Obrador se escudó en una consulta ciudadana a modo, en la que se dejó de lado la opinión de expertos en aeronáutica, tomando una decisión basada más en tumbar la obra emblemática del gobierno de Peña Nieto.

 

De la misma manera, muchas voces se han expresado en contra del Aeropuerto de Santa Lucía por la poca viabilidad de la obra; sin embargo, López Obrador puso oídos sordos y determinó que la obra se hacía porque se hacía.

 

Una de las mayores polémicas que han puesto a López Obrador en la mesa de debate es el fallido y desastroso operativo en Culiacán, Sinaloa, para capturar a Ovidio Guzmán, hijo del narcotraficante Joaquín “el Chapo” Guzmán.

 

Alfonso Durazo, secretario de Seguridad Ciudadana, cayó en infinidad de contradicciones y el presidente tuvo el desatino de culpar a un general de las fuerzas armadas. A final de cuentas, México hizo el ridículo al liberar al hijo del capo sinaloense.

 

Al cierre de su primer año como presidente, López Obrador se apuntó otro grave error a ojos del mundo al dar asilo al expresidente boliviano Evo Morales, quien habría cometido un fraude electoral en su país en las pasadas elecciones.

 

López Obrador ha puesto a México a los pies de Evo Morales, pues reactivó el supuestamente extinto Estado Mayor Presidencial para proteger al boliviano, además de que la manutención de Morales corre a cargo del Gobierno de México.

 

De esta manera ha llegado a su fin el primer año de López Obrador, un presidente que prometió mucho y ha cumplido poco, generando también una marcada división entre la sociedad mexicana.

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