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La violencia contra las mujeres parece no parar en México. Día a día vemos nuevos casos de feminicidios o ataques de género que lastiman a la sociedad sin que las autoridades hagan mucho al respecto.
Pero más allá de las autoridades, el género masculino también debe hacer una autocrítica y ver qué niveles de misoginia o machismo tiene, pues este es el punto de partida para la violencia de género que vemos hoy en día.
De entrada debemos aclarar la diferencia que hay entre misoginia y machismo. La misoginia siempre se fundamenta en el odio hacia las mujeres, mientras que el machismo no tiene por qué basarse en esto. Este último se fundamenta no tanto en sentimientos concretos dirigidos hacia la mujer, sino en toda una serie de dinámicas relacionales que han sido normalizadas a lo largo de los siglos.
De esta manera podemos comprender que la misoginia es una de las causas principales de la violencia hacia la mujer debido al odio a este género, que deriva en golpes, ataques verbales y hasta los asesinatos que vemos con mayor frecuencia.
El machismo, en tanto, es un tema complejo de quitar en una cultura como la mexicana, donde a cada momento vemos actitudes machistas que han sobrevivido con el paso de los años, como es el hecho de creer que el lugar de las mujeres es la cocina.
El minimizar el trabajo de las féminas o creerlas incapaces de hacer labores que se creen son únicamente para los hombres, también es una forma de machismo, ya ni hablemos de los calificativos que el hombre le pone a una mujer.
La vulgaridad con la que muchos hombres se expresan del cuerpo femenino o la facilidad con la que se califica a una mujer de “fácil”, también resulta una cruel actitud machista.
Por este motivo, es momento de que tú como hombre te comportes como un caballero y cambies este tipo de actitudes. Si lo tuyo es la misoginia, amigo mío, debes ir urgentemente a un psicólogo.
