El PIB, Joseph Stiglitz y AMLO

El PIB, Joseph Stiglitz y AMLO

Las ocasiones en que el presidente Andrés Manuel sometió a duda, a cuestionamiento, en las mañaneras de Palacio Nacional al producto interno bruto como indicador central para medir el estado de la economía mexicana, casi todos los “fundamentalistas del libre mercado” (Joseph Stiglitz, dixit) se le fueron a la yugular sin mediar reflexión intelectual digna de tomarse en cuenta.

 

Hace cuatro miércoles, en Tercer Grado (Las Estrellas), Leo Zuckermann pretendió descalificar a López Obrador como ya es su costumbre, pero aún no llega a pendejearlo como lo hizo Héctor Aguilar Camín  –espero que sin güisquis–, con el facilón recurso de “político al fin”.

 

Es decir, para el “mejor analista político de México” –según HAC y LZB le corresponde con otro ditirambo–, se trata de una maniobra política para justificarse por el mínimo (o cero) crecimiento económico con el gobierno de la Cuarta Transformación. Genaro Lozano, asertivo como es, aclaró lo que es de dominio público, que en las izquierdas –obligatorio el plural ya que son diversas por fortuna– es un tema que se debate hace una década. Y Zuckermann Behar tragó camote en silencio.

 

Todo esto viene al caso por los juicios del Nobel de Economía Joseph Stiglitz, emitidos a la AFP en París, en el categórico sentido de “sustituir el producto interno bruto (PIB) por un mejor indicador de la salud económica de un país”.

 

Argumenta el nativo de Gary, Indiana, y economista más citado durante 2008, que “Lo que tenemos que hacer es llevar la economía en una dirección que refleje todas estas preocupaciones. El PIB no es una buena medida. No tiene en cuenta las desigualdades. El indicador más importante es el impacto de las emisiones de gases de efecto invernadero. No sólo el dióxido de carbono, sino también el metano”.

 

Abunda: “Creo que los indicadores son importantes en dos aspectos. En nuestro nuevo informe (para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) subrayamos que si hubiéramos tenido mejores medidas habríamos tenido una mejor idea del daño que la crisis de 2008 estaba causando”.

 

Y explica el extraordinario crítico de la globalización y de los economistas del libre mercado, del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, que “deberíamos trabajar en una mejor medición de la salud de la economía para ver hasta qué punto nuestras políticas de estímulo están mejorando realmente nuestras sociedades”. Porque, reitera, “Nuestro enfoque en el PIB no nos ha hecho darnos cuenta de que la sociedad que hemos creado no es resiliente. No nos ha permitido calcular la fuerza de nuestra economía”. La resiliencia es la capacidad de recuperarse en la adversidad.

 

Lo explica de manera sumamente sencilla, hay gran diferencia entre si un vehículo tiene rueda de repuesto o no. Pero en la forma en que medimos el PIB, un vehículo sin rueda de repuesto es más eficiente que un vehículo con rueda de repuesto, porque cuesta menos. “Hemos creado una economía sin rueda de repuesto, sin camas de hospital adicionales. No nos hemos preparado para la pandemia, no hemos hecho muchas cosas que nos hubieran permitido responder mejor a la pandemia. No es que pudiéramos haberlo evitado, pero podríamos haber tenido una economía mucho más resiliente, mucho más receptiva, y no creo que nuestras estadísticas nos digan eso”.

 

Es deseable que los portadores y los propagandistas de los dogmas del neoliberalismo, que por lo general se presentan como investigadores y analistas, tengan los tamaños para también atacar a Joseph Stiglitz, no sólo al tabasqueño de Macuspana.