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Después de la tormenta llega la calma, y parece que el aguacero de problemas que ha dejado el COVID-19 va bajando de intensidad en Puebla, donde la curva de contagios está disminuyendo, provocando optimismo entre la sociedad.
Sin embargo, no es tiempo de que los poblanos echen las campanas al vuelo, pues es necesaria la completa responsabilidad social para que esta tendencia se mantenga a la baja y Puebla por fin entre a una verdadera nueva normalidad.
