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Es el domingo 6 de junio de 2021. El reloj marca las 14:15 horas y los primeros informes de las tendencias en la jornada electoral comienzan a llegar.
Genoveva Huerta y Néstor Camarillo, dirigentes del PAN y PRI, respectivamente, hablan por teléfono con cara de pocos amigos.
-No, amiga, no está jalando la gente. Estamos abajo -dice Camarillo.
-Falta tiempo, ‘orita’ verás que levantamos -responde Genoveva
Las tendencias no favorecen para nada al Frankenstein electoral formado por el PAN y el PRI, al que se le sumó el PRD y Movimiento Ciudadano, todos respaldando al impuesto Oswaldo Jiménez en la carrera por la alcaldía.
Son las 18:00 horas en punto y Paco Fraile, tratando de rescatar un poco de dignidad, toma sus cosas y se retira a su casa. Genoveva, sin poder ocultar su llanto, le dice a Luis Olmos que la culpa es de los priistas.
-Votaron en contra esos ca…, no jalaron parejo -dice Huerta Villegas.
En la Diagonal Defensores, Néstor Camarillo también reparte culpas, pero se da golpes en la cabeza por aceptar todas las imposiciones de Genoveva.
-Con Oswaldo no íbamos a ganar ni en las canicas -se escucha en los pasillos priistas.
La noche ha caído en la capital poblana y la debacle prianista está consumada. Gabriel Biestro Medinilla celebra en su búnker. Es el presidente municipal electo de Puebla.
Pero la catástrofe no solo es en la capital. El Congreso y la mayoría de las alcaldías también están perdidas. Los incondicionales de Genoveva no dieron pelea en una elección que se perdió meses atrás.
Marko Cortés ignora las llamadas de la “jefa”. Verónica Sobrado habla de una elección de estado y las oficinas del PAN y del PRI lucen vacías, totalmente en silencio.
La peor derrota electoral del PAN, ahora acompañado por el PRI, se consumó.
Este es el escenario que parece espera a Acción Nacional si se comprueba la manipulación de la consulta a los militantes panistas para favorecer los intereses de Genoveva Huerta.
Así de grande sería la derrota para el blanquiazul bajo la “estrategia” del grupo afín a la “jefa” panista. Bajo advertencia no hay engaño.
