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Tras seis meses de aparición de la COVID-19 en Cuba, la isla acumula 4.684 contagiados y 108 fallecidos y, desde julio último, enfrenta un rebrote que ha originado un aumento de casos y muertes cuando parecía tener bajo control al nuevo coronavirus.
La COVID-19 registró sus primeros casos en Cuba el 11 de marzo último y las autoridades desplegaron un amplio plan de control que dio frutos hasta julio, cuando un repunte de la enfermedad obligó a tomar nuevas medidas.
En los últimos siete días, se reportaron 375 nuevos enfermos, una cifra superior a los 336 informados en la semana precedente.
También, como en la semana anterior, hubo siete decesos, con lo que el acumulado de fallecimientos en la isla se elevó hasta 108.
Aunque La Habana sigue siendo el epicentro de la enfermedad por el elevado número de casos, la central provincia de Ciego de Ávila, donde en sus diez municipios se reportaron varios casos de transmisión, pasó a ser la de mayor tasa de contagios por cada 100.000 personas, con 35,94.
La mayoría de los casos en esa provincia se originaron en los hospitales de las dos principales ciudades del territorio, Ciego de Ávila, la capital provincial, y Morón, que generaron 81 y 13 casos, respectivamente, entre pacientes y trabajadores.
El gobernador de la provincia, Tomás Alexis Martín, informó que también están abiertos dos eventos de transmisión, uno en el área urbana de la ciudad capital, y otro en el barrio de Orlando González, en el municipio de Majagua.
En el índice de contagios, la capital del país marcha en segundo lugar con 20,47 por cada 100.000 habitantes y 437 enfermos.
