La memoria genética, la clave que puede explicar los casos asintomáticos de COVID-19

La memoria genética, la clave que puede explicar los casos asintomáticos de COVID-19

Foto: Pixabay

El sistema inmunitario de la gente infectada por el COVID-19 puede usar los anticuerpos creados durante las infecciones provocadas por otros coronavirus para ayudarle a luchar contra esa enfermedad, sugiere un nuevo estudio realizado por un equipo de científicos estadounidenses.

 

El SARS-CoV-2 no es el primer coronavirus con el que se topa la humanidad. Antes de la pandemia, los seres humanos se han enfrentado a al menos otros seis tipos.

 

Los científicos de la Universidad del Norte de Arizona y el Instituto de Investigación Genómica Traslativa (TGen por su acrónimo en inglés) intentaron entender cómo todos estos coronavirus activan el sistema inmunitario de los humanos. Durante su investigación estudiaron al detalle cómo funciona la respuesta de los anticuerpos.

 

"Nuestros resultados sugieren que el COVID-19 puede despertar una respuesta de anticuerpos que ya existía en los seres humanos antes de la actual pandemia, lo que significa que podríamos tener ya algún grado de inmunidad preexistente al virus" que provoca esa enfermedad, señaló el doctor John Altin del TGen y autor principal del estudio, publicado en la revista Cell Reports Medicine.

 

¿Cómo se realizó el estudio?

 

Los investigadores utilizaron una herramienta llamada PepSeq para mapear con precisión las respuestas de los anticuerpos creados por todos los coronavirus. PepSeq es una tecnología novedosa que se está desarrollando en TGen y en la Universidad del Norte de Arizona, y que permite construir diversos grupos de péptidos. Tras haber combinado estas cadenas cortas de aminoácidos con la secuenciación del ADN de alto rendimiento, los científicos consiguieron investigar en profundidad la respuesta de los anticuerpos a los virus.

 

Además de la del SARS-CoV-2, los investigadores examinaron las reacciones de los anticuerpos generados por infecciones con otros seis coronavirus:

 

  • el MERS-CoV, que en 2012 causó el brote del Síndrome Respiratorio de Oriente Medio en Arabia Saudí;
  • el SARS-CoV-1, primer coronavirus pandémico que estaba detrás de la expansión del Síndrome Respiratorio Agudo Severo en 2003 en Asia
  • el alphacoronavirus 229E;
  • el alphacoronavirus NL63;
  • el betacoronavirus OC43;
  • el betacoronavirus HKU1.

 

De hecho, los dos primeros son potencialmente mortales y los últimos cuatro representan tipos de virus endémicos que no suelen representar ningún peligro. Causan infecciones leves de las vías respiratorias superiores que se parecen a las del resfriado común.

 

Al comparar los patrones de reacción a estos diferentes tipos de coronavirus, los investigadores demostraron que el SARS-CoV-2 podía convocar a los anticuerpos del sistema inmunitario que se habían generado para responder a las infecciones anteriores. Este fenómeno se conoce como reacción cruzada y se produce en dos sitios de la proteína de las púas del SARS-CoV-2.  Esta última se encuentra en la superficie del virus, y le ayuda a unirse a las proteínas ACE2 para facilitar su entrada en el organismo humano e infectarlo.

 

"Posteriormente demostramos que estos anticuerpos de reacción cruzada se unen preferentemente a los péptidos endémicos del coronavirus, lo que sugiere que la respuesta al SARS-CoV-2 en estas regiones puede estar limitada por la exposición previa al coronavirus", señaló Altin.

 

¿Qué es lo que aporta el nuevo estudio en la lucha contra la pandemia?

 

Altin agregó que en el futuro habrá que estudiar más estos hallazgos para comprender sus posibles implicaciones en el tratamiento del COVID-19. Además, los científicos estadounidenses creen que su estudio ayudará a diseñar nuevos diagnósticos, evaluar los poderes curativos del plasma de los recuperados y desarrollar nuevos tratamientos terapéuticos.

 

Lo más importante es que los nuevos hallazgos contribuirán también al desarrollo de futuras vacunas o terapias capaces de proteger contra las mutaciones del virus, aseguran los investigadores estadounidenses.

 

Por si fuera poco, el conocimiento de las reacciones cruzadas podría ayudar a entender por qué los pacientes con COVID-19 muestran respuestas inmunológicas tan diferentes ante la enfermedad, incluida la ausencia de los síntomas.

 

Es posible que los anticuerpos preexistentes identificados por este estudio permitan explicar el contraste en la gravedad de la afección de las personas de edad avanzada frente a los jóvenes. Existe la probabilidad de que toda esta gente muestre los historiales médicos diferentes de la infección por los coronavirus anteriores.

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