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Ya sea por la mañana o por la noche, una ducha con agua caliente resulta un momento relajante para muchos de nosotros; sin embargo, ese placer puede ser no tan higiénico como siempre hemos pensado.
Resulta que el bañarte con agua caliente puede resultar también una lluvia de microorganismos generados en la regadera y que encuentran en el calor del agua un ambiente muy propicio para desarrollarse.
Es necesario destacar que las bacterias y otros microbios hallan en el grifo de la ducha un lugar idóneo para instalarse en biopelículas, tanto en las tuberías como en los cabezales de la regadera, algo que nadie tiene en cuenta.
Estas bacterias y microbios terminan por formar ecosistemas muy estables en los que cada una de ellas desempeña una función específica. De hecho, algunas bacterias terminan siendo depredadoras, generando una cadena alimenticia en cada gota de agua caliente.
Es decir, en cada ducha caliente que tomas, millones de ecosistemas van cayendo a tu cuerpo, incluso con la posibilidad de que se sigan conservando en alguna parte de él.
Sin embargo, esto no es una invitación a que dejes de bañarte, para nada. Es mucho mejor que caigan unos pocos millones de pequeños ecosistemas a tu cuerpo a estar oliendo mal durante todo el día.
