
Como un exceso completamente inútil se puede tomar la aprobación en el Senado de la recolección de datos biométricos de los mexicanos a través del nuevo Registro Nacional de Celulares, lo que pone en riesgo la privacidad de la sociedad.
En esta reforma aprobada por la Cámara Alta se establece que las compañías telefónicas deberán recabar datos como huellas dactilares, facciones del rostro y hasta voz de sus usuarios, argumentando un combate al robo de identidad y otro tipo de fraudes.