Los pecados capitales de la campaña electoral

Los pecados capitales de la campaña electoral

Oficialmente inicia este 4 de mayo la guerra de lodo, descalificaciones y traiciones mal llamada campaña electoral. Época en la que también saltarán pecados capitales que pocos lograrán evitar.

 

La soberbia es de los pecados que más estará presente en este mes de campañas, sobre todo de algunos candidatos de MORENA, como Karina Pérez Popoca, que creen que hace tres años lograron el triunfo por méritos propios y no por la ola lopezobradorista.

 

Por supuesto tendremos la gula, expuesta por algunos liderazgos partidistas que harán todo por quedarse con un buen pedazo del pastel electoral para ellos y para sus incondicionales, léase Edgar Garmendia y Genoveva Huerta.

 

Qué decir de la avaricia que mostrarán aquellos que buscan el poder solo por el poder, representados por personajes como Gerardo Islas Maldonado y Jonathan Collantes.

 

La ira será uno de los pecados capitales favoritos de muchos candidatos y actores políticos, que no dudarán en recurrir al insulto barato y a burdas descalificaciones para lograr denostar a sus rivales electorales.

 

La lujuria estará escondida, pero muy presente al interior de algunos candidatos que sueñan con saciar sus más bajos deseos con las delicias del poder.

 

La pereza es sin duda representada por los partidos satélite como Compromiso por Puebla, Nueva Alianza, Pacto Social de Integración y Fuerza por México, que sin el mínimo esfuerzo quieren seguir viviendo del erario.

 

Finalmente tenemos la envidia, esa que aparecerá el 7 de junio, un día después de elecciones. En ese momento, los derrotados no aceptarán que fueron vencidos en las urnas y comenzarán con las acostumbradas marrullerías para arrebatar lo que no ganaron en la jornada electoral.

 

Sí, amable lector, es época de demonios sueltos, de doble moral, de discursos fuera de toda realidad y de promesas que, cual alcohólico en rehabilitación, nunca se cumplirán.

 

Queda en manos de la sociedad no caer en las palabras dulces de algunos candidatos que solo buscan el poder por el poder, pues aunque muchos no lo crean, el voto de cada uno de nosotros es un tesoro que no debe ser compartido con cualquiera.