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Hablar de la región caribeña del mundo siempre lleva a imágenes de playas con agua cristalina y paradisíacas, donde los turistas viven momentos inolvidables gracias a la belleza de los destinos que tiene esta región del mundo.
Sin embargo, el paraíso no tiene cabida en una nación como Haití, que desde años atrás vive en un infierno permanente, provocado por la violencia, convulsiones sociales, ignorancia y desastres naturales, como el ocurrido el pasado viernes.
Un sismo de 7.2 grados azotó a esta nación caribeña, dejando una estela impresionante de destrucción y más de 700 muertos hasta el momento, cifra que va creciendo con el paso de las horas y gracias a una inexistente estrategia de rescate.
Este terremoto llegó en uno de los peores momentos de Haití como nación, donde se vive un gran conflicto social derivado del asesinato del presidente Jovenel Moïse, que el pasado 7 de julio fue ejecutado por un comando armado a las afueras de Puerto Príncipe, capital de esta nación.
La ejecución del presidente haitiano ha incrementado la crisis política en la que ya de por sí estaba sumida este país caribeño, máxime porque el grupo armado que mató a Moïse está integrado por mercenarios colombianos contratados para ejecutar al mandatario.
Por si fuera poco, la pandemia de COVID-19 azota fuerte a este país, donde la sociedad en general no quiere tomar las medidas preventivas necesarias y donde las vacunas llegan a cuentagotas, pese a los esfuerzos hechos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
De la misma manera, Haití aún no se recuperaba por completo del sismo que azotó a esta región en 2010 y que también dejó una gran cantidad de pérdidas humanas y materiales, provocando una grave crisis alimentaria que hasta el momento se mantiene.
Lejos de que países como México vean con “lástima” a Haití por lo que vive en estos momentos, se debería agradecer no estar en la situación que se vive en esta nación, pues como mexicanos contamos con mayores recursos para salir adelante de estas crisis.
Aunque aún hay afectaciones no reparadas por el sismo del 19 de septiembre, en México se cuenta con los recursos necesarios para poder emprender rescates y hay una sociedad dispuesta a apoyar a los más necesitados en desastres naturales.
En temas como el COVID-19, México y los mexicanos deberían agradecer contar con una cantidad de vacunas aceptable, que desafortunadamente son despreciadas por algunas personas sin argumentos válidos, dejando de lado una oportunidad de salud que países como Haití no tienen.
