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La tercera ola de contagios de COVID-19 está golpeando muy fuerte a México en estos momentos, situación que no provoca acciones contundentes por parte de la Federación, que sigue minimizando el problema que se vive.
Uno de los temas más preocupantes es la baja vacunación que aún se tiene en el país, pues hasta el último reporte de la Secretaría de Salud, solo 30'219,721 mexicanos tienen el esquema completo de vacunación.
Este número representa apenas el 23 % de la población total de México, por lo que el porcentaje de mexicanos inoculados es muy bajo y esto provoca también que el número de contagios siga siendo muy alto.
Aunque se sumen los 25'423,517 mexicanos con primera dosis de la vacuna, el porcentaje de mexicanos inoculados apenas alcanzaría el 42 % de la población total del país, número que resulta insuficiente para poder enfrentar esta tercera ola.
El discurso triunfalista del autoridades federales queda sin validez alguna ante estos números, sobre todo porque han disminuido las acciones para tratar de frenar los contagios de COVID-19 por parte del Gobierno de México.
La situación es mucho más complicada para los mexicanos debido a la necedad del Gobierno Federal por regresar a clases presenciales, lo que significará una invitación a una gran cantidad de contagios entre la población joven mexicana.
Y es que debemos tener presente que entre los porcentajes antes mencionados no se incluye a la población menor a 18 años, que hoy en día es la más vulnerable a contagios debido a la variante Delta, que ya es la predominante en México.
Por si fuera poco, quitando la CDMX, donde se han centrado los esfuerzos de vacunación, la población de 18 a 29 años no alcanza un alto nivel de vacunación al interior del país, pues no se han enviado dosis suficientes para este sector de la sociedad.
Ejemplo de lo anterior es Puebla, estado que tiene el nivel más bajo de vacunación en el país y que ha exigido a la Federación el envío de vacunas, algo que no es escuchado por las autoridades federales encargadas de la estrategia de inoculación.
Con esta baja cifra de mexicanos vacunados, la apertura casi total de actividades, incluyendo las no esenciales, y la irresponsabilidad de autoridades federales y de la sociedad, México camina a una crisis sanitaria mucho mayor de la que ya se vive.
