Genoveva se lleva, pero no se aguanta

Genoveva se lleva, pero no se aguanta

A quien no la calienta ni el sol en estos momentos es a Genoveva Huerta Villegas, la todavía dirigente estatal del PAN, quien literalmente ya siente pasos en la azotea en su búsqueda de mantener el liderazgo panista en Puebla.

 

Resulta que esta semana Genoveva Huerta se quejó amargamente del alcalde electo Eduardo Rivera Pérez, acusando que el próximo presidente municipal no le contesta ni los mensajes que le ha enviado.

 

O sea, Genoveva se lleva, pero no se aguanta.

 

Y es que cabe recordar cómo trató en el pasado la líder panista a muchos militantes que la buscaron ante los atropellos que se estaban dando (y se dieron) en la repartición de candidaturas.

 

¿No se acuerda Genoveva que no respondía ni por error las llamadas o los mensajes que le enviaban los panistas que buscaban una solución a los conflictos?

 

¿Ya se le olvidó a Huerta Villegas que puso oídos sordos ante los reclamos y luego se ofendió por las protestas de enardecidos militantes en el Comité Directivo Estatal?

 

¿Será que no recuerda que dejó pasar las graves denuncias de acoso en contra de su incondicional Eduardo Alcántara Montiel, quien hoy goza de una diputación plurinominal?

 

Amable lector, dicen los que saben que el karma tarde o temprano alcanza a todos y parece que le ha llegado el turno a Genoveva Huerta, pues no hay que olvidar que también buscó tumbar la candidatura de Eduardo Rivera.

 

Lo que hace el próximo presidente municipal no debe incomodar a nadie, pues desde el momento en que obtuvo la victoria en las urnas, Lalo Rivera sabe perfectamente con quién cuenta y quién debe estar lejos de su administración.

 

Por obvias razones, Genoveva Huerta no es parte de ese grupo de panistas de la confianza de Rivera Pérez. Es más, priistas como Karina Romero Alcalá y Leobardo Soto Enríquez están por encima de Huerta Villegas en el nivel de confianza de Lalo Rivera.

 

Obviamente, el desquite de Huerta Villegas vendrá de la mano de sus incondicionales infiltrados en el Congreso de Puebla, léase Eduardo Alcántara, Mónica Rodríguez Della Vecchia y Lupita Leal, que seguramente dirán que “no” a todo lo que venga del Ayuntamiento de Puebla.

 

Pero Genoveva Huerta está haciendo mal sus cálculos, pues Eduardo Rivera le ha dado clases de estrategia política y el grueso de diputados locales, federales, empresarios y hasta el Gobierno de Puebla apoyarán sus proyectos para Puebla capital.

 

En fin, Genoveva Huerta está mal y de malas en estos momentos.