Dos científicos de EU aseguran que el COVID-19 fue creado en un laboratorio

Dos científicos de EU aseguran que el COVID-19 fue creado en un laboratorio

Foto: Pixabay

El COVID-19 fue creado en un laboratorio, así lo afirman Richard Muller, profesor emérito de física en la Universidad de California y excientífico principal del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley; y Steven Quay, fundador de una empresa biofarmacéutica y coautor del libro “El origen del virus: Las verdades ocultas tras el microbio que mató a millones de personas”, quienes publicaron una columna el diario The Wall Street Journal en el que presentan sus hallazgos.

 

De acuerdo con el citado diario, los expertos refutan la teoría zoonótica, que refiere la transferencia del virus de un animal a un humano, pues muchos humanos deberían ser contagiados por un animal anfitrión del virus mucho antes de que el virus mute hasta que pueda ser contagiado de humano a humano. Además, afirman que en China hay una base de datos de finales de 2019 que contiene más de 9,000 muestras de hospital de personas que experimentaban síntomas parecidos a la gripe, o parecidos al COVID-19.

 

Por ello, los expertos afirman que “la teoría de la zoonosis natural predice que se encontrarían entre 100 y 400 infecciones de COVID-19 en esas muestras. La hipótesis de la fuga de laboratorio, por supuesto, predice cero”, ya que refieren, el virus fue creado por científicos, de lo contrario no existiría una circulación del virus previo a su salida del laboratorio.

 

Aunado a ello, retoman los análisis del SARS-1 y el MERS, cuando los científicos encontraron que más del 80% de los animales de los mercados apuntados como los epicentros del esparcimiento del virus habían estado infectados con el virus. Sin embargo, “los científicos chinos buscaron un anfitrión a principios de 2020, realizando pruebas a más de 80,000 animales de 209 especies, entre ellos animales salvajes, domésticos y de mercado, pero la OMS no encontró ni un solo animal infectado por el SARS-CoV-2. Este hallazgo favorece fuertemente la teoría de la fuga de laboratorio”.

 

Los autores también afirman que la mutación del COVID-19, el sitio de escisión de la furina, o FCS por sus siglas en inglés, es tan compleja que no pudo haber sido resultado de cambios espontáneos producidos por un mutágeno o una radiación, y solo pudo ser insertada por humanos o por la naturaleza. “La base de datos del Instituto Nacional de Salud muestra que no hay ni una FCS en más de 1,200 virus que podrían intercambiar con el SARS-CoV-2″.

 

Por su parte, Stanley Alexander, fundador del Consejo de la Sociedad Americana de Reumatología Clínica, también publicó una columna en el mismo medio y afirma que durante el SARS-1 el coronavirus experimentó reiteradas mutaciones al interior del murciélago de herradura antes de pasar a la civeta, es decir, que el mamífero terminaría siendo el nexo con los humanos. Y luego sufrió varias mutaciones más al interior de la civeta antes de volverse adaptable para los humanos. Contrario a ello, “en el SARS-2 no se ha encontrado ni una sola mutación intermedia, a pesar de lo que ha sido un esfuerzo exhaustivo por encontrar ese chivo expiatorio”.

 

Otro de las pruebas que postulan los expertos para afirmar que el COVID-19 fue creado, es su característica corona de espinas, que serían las proteínas RNA, las cuales emplea para  activarse. En el proceso de escisión de estas espinas es vital el anfitrión, ya que la enzima que produce la división proviene de una célula suya.

 

En este sentido, “el virus necesita que el anfitrión coopere, pero éste hace un mejor trabajo si el sitio de corte está compuesto por una determinada disposición de aminoácidos: prolina-arginina-arginina-alanina. Esa disposición en el SARS-2 es única, no se ve en otros coronavirus, lo que sugiere que puede haber sido “creada por el hombre o por retroingeniería”.

 

El autor afirma que esta variante tiene poca afinidad con las células del murciélago de herradura, por lo cual cree que “uno puede estar bastante seguro de que este virus nunca ha visto el interior de un murciélago. Eso sólo deja una única fuente de origen viable”.

 

Por último, los científicos opinan que quizás nunca se conozca el origen del COVID-19 debido a la falta de resultados concretos que sostengan su teoría, la aparición de ciertos indicios que generan dudas y la falta de transparencia del gobierno chino tanto antes como después de la expansión del virus hacen que la respuesta a este interrogante esté cada vez más disputada.

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