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Amable lector, usted ponga nombres y apellidos porque sabe bien a quién y a quiénes me refiero…
En tiempos cuatritransformadores se ha dado un fenómeno que sinceramente no veíamos ni siquiera en el viejo régimen priista y tiene que ver con ese fino -y lamentable- arte de victimizarse.
Y parece que la lección viene desde Palacio Nacional, donde un día sí y otro también, el ocupante de la presidencia de México tiende a hacerse la víctima y culpar de todo lo que va mal en el país a pasadas administraciones.
El neoliberalismo es lo peor que ha pasado en México, dice ufano el mandatario.
Pero sinceramente, estimados lectores, llevamos tres años echados a la basura en diversos aspectos no solo a nivel nacional, sino en localidades importantes del país.
En el marco del cambio de administraciones municipales en México, este fino arte de hacerse la víctima ha aparecido más que nunca.
Y vemos que se dejan de lado obras inconclusas y el alegato es que llegaron ataques como nunca antes se habían visto.
Se busca disculpar la ineficiencia en los cargos bajo el argumento de una violencia política de género, dando a entender que cualquier crítica a un pésimo trabajo es sinónimo de misoginia.
Se habla de logros históricos cuando las calles de las ciudades están hechas un asco por diversas omisiones de funcionarios que nunca debieron llegar a una secretaría de Gobernación, por poner un ejemplo.
Se dice que se sentaron las bases de una transformación, cuando el pueblo ve solo retroceso y en muchas cosas desesperanza.
No es atacar por atacar, amable lector, a la 4T no le gusta ser criticada y lleva tres años haciéndose la víctima y actuando como activista, pese a que es gobierno y debe asumir una nueva responsabilidad.
Insisto, usted póngale nombre y apellido a lo que se menciona en estas líneas, pero en este perfil caben desde el presidente de México, hasta gobernadores, presidentes municipales y, por supuesto, algunas alcaldesas.
