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La batalla que hoy conmemoramos tiene muchas percepciones históricas, en esta ocasión rescatamos el trasfondo económico que hubo en este proceso y que fue caracterizado por una traición a la patria por parte de los conservadores; a pesar de haber documentación fehaciente, poco se ha hablado al respecto.
La invasión de Francia a México en 1862 tiene pretensiones colonialistas, por lo que bien podemos calificar la defensa de Puebla como anti-imperialista. El antecedente está en el reclamo de una deuda espuria por parte de Inglaterra, España y Francia. Estas potencias habían inventado créditos a México para recuperar supuestas indemnizaciones que nuestro país debía hacerles. Lo más escandaloso fue el caso de Francia que exigía 600 mil pesos para pagar un cerdo que pertenecía a un francés radicado en México y que se sacrificó por tener roña; el linchamiento de dos franceses en Puebla que se les acusaba de expandir una pandemia y la cuenta que unos miembros del ejército nacional no pagaron a un pastelero francés, esa primera invasión (1838) se llamó la Guerra de los Pasteles.
En 1862 México pasa por una situación económica extraordinariamente mala y el gobierno de Benito Juárez interrumpe el pago de la deuda. Los países acreedores se preocupan y envían una comitiva diplomática a dialogar con Juárez. Tanto España como Inglaterra estuvieron de acuerdo en las condiciones de suspensión de pagos y posterior reanudación, pero Francia no, ¿por qué? Aquí es donde entran en escena los conservadores listos para la traición.
Recordemos que México había librado una cruenta guerra civil entre conservadores y liberales, con el triunfo de estos últimos Juárez se pudo mantener en el poder y sancionar las leyes de Reforma. Sin embargo, los conservadores, como oposición mezquina siempre estuvieron boicoteando las acciones de gobierno. Un grupo de conservadores salió del país y se autonombró “en el exilio”, entre ellos figuran Almonte, Esnaurrizar, Iglesias, Labastida y Miranda. Desde fuera, urden un plan para traicionar a la Patria
Uno de estos rastreros, Juan Nepomuceno Almonte, en vergüenza hijo de nuestro generalísimo Morelos, fungió como instigador con los diplomáticos extranjeros para que no reconocieran tratos con Juárez durante la negociación de suspensión de deuda. España e Inglaterra van a identificar su actitud y van a desistir pactar con él para evitar escalar un conflicto con México, tal y como lo documenta el historiador austriaco Conte Corti. Sin embargo, Francia sí cede a la seducción de Almonte y esta es una de las causas por las que Francia decide continuar la aventura invasora. Hoy se sabe que Almonte ofrecía la posibilidad de establecer un gobierno en México al servicio del imperialismo francés. Un año más tarde, en 1863, Almonte estará en el castillo de Miramar suplicando a Maximiliano venga a gobernar México.
Otro conservador traicionero fue José Hidalgo y Esnaurrizar, cabe aclarar, sin parentesco con Miguel Hidalgo. Se relacionó muy cercanamente con la corte francesa, de forma particular con la Emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III. Hay evidencia documental que Esnaurrizar presenta un plan ante las cortes francesas para invadir México y una vez llegado el ejército francés, los conservadores mexicanos respaldarían la incursión. Enaurrizar también estuvo en Miramar en la súplica a Maximiliano, las pruebas están en la pintura que de esa ocasión hizo el artista Cesare Del’Aqua.
Tal y como lo prometieron, cuando los franceses desembarcan en Veracruz, reciben todo el apoyo de los grupos conservadores, no sólo les dieron provisiones y refugio, también les entregaron cartografía de Puebla, donde ya se sabía estaría esperándolos el ejército de Oriente. Sin embargo, era tal el delirio de los conservadores que fueron capaces de falsear información, de modo que le hicieran parecer a los franceses que la plaza era bastante fácil de tomar, algunos historiadores atribuyen a esto la derrota en Puebla.
Algunos historiadores han afirmado la existencia de una operación bastante bien sincronizada entre conservadores tanto dentro como fuera del país para buscar a toda costa la derrota de Juárez, incluso por encima de la soberanía nacional. Las pruebas que se otorgan, además de las ya mencionadas, están en la cronología de hechos que parecen reflejar un Napoleón III titubeante de la invasión pero que en diversos puntos es motivado por los conservadores traidores.
Por ejemplo, en febrero de 1862 se firmaron los acuerdos de La Soledad en las que se acepta la mora en el pago de la deuda, por parte de Francia firmó el General Prim. No obstante, los conservadores convencen a Napoleón III de seguir adelante y logran que un ejército de 6 mil hombres bajo el mando del Conde de Lorencez avance hacia a Puebla.
Cuando los franceses son derrotados en Puebla, las condiciones reinantes apuntaban a una retirada de Francia, incluso los diputados franceses se opusieron a la invasión y los intelectuales Favre y Victor Hugo manifestaron públicamente su repudio. Napoleón III, dicen varias crónicas, estaba atontado, temeroso y dudoso; nuevamente fueron los conservadores los que, conociendo su personalidad, van a tocar su ego y van a lograr que envíe 28 mil hombres más.
De esta forma se han caracterizado siempre los conservadores, no es la excepción que hoy sigan actuando en beneficio de empresas extranjeras para frenar la reforma eléctrica o sigan bloqueando los programa que pretenden detonar el progreso de las regiones más pobres. Pero de la misma forma que Almonte, Enaurrizar y Miramón hoy están en el basurero de la historia, así mismo pasarán los conservadores de hoy.
Valga este día también para recordar el amor patriótico de muchos mexicanos que han muerto antes que entregarse en manos extranjeras. González Ortega, Díaz, Zaragoza, Negrete y todos los héroes anónimos del ejército del pueblo, el pueblo uniformado y que en ese momento ni uniformes tenían porque no había dinero para eso, pero que provenían en su mayoría de la Sierra Norte del Estado. Amor con amor se paga.
*Profesor-Investigador Universidad Autónoma del Estado de Quintana Roo
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
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