La brecha digital también es una brecha de desigualdad

La brecha digital también es una brecha de desigualdad

La brecha digital, de acuerdo con Ático34, se refiere a “la diferencia en el acceso y conocimientos de uso de las nuevas tecnologías”. Con esta definición nos queda claro que acceder al servicio de internet no garantiza el goce de este y justo ahí radica la importancia del combate en la disminución de esta brecha que lacera al país.

 

De acuerdo a cifras entregadas por la Asociación de Internet MX y por The Competitive Unit (The CIU), al cierre de 2021 89.5 millones de mexicanas y mexicanos cuentan con una conexión a internet y que el servicio habría alcanzado al menos al 75% de la población mayor a 6 años; lo anterior en el marco por el día del internet 2022.

 

Para la edición 2022 del “Estudio sobre los Hábitos de las Personas Usuarias de Internet en México”, se devela que el 35% de quienes no están conectados se encuentran en esta situación debido a que “no saben usar esa tecnología”, mientras que por otro lado el 23.5% considera el servicio de internet como un servicio caro, o en su defecto, que no puede pagar. Donde se pone más interesante el análisis, es en el 18.3% de personas que aseguran que no les interesa usar este servicio.

 

Hoy no solo se deben combatir la falta de acceso, ya que tan solo en un año el país pasó de 84.1 millones a 89.5 millones de usuarios; hoy nos tiene que (pre) ocupar lo que The CIU identifica como la Brecha Digital 2.0, que se caracteriza por ser una brecha de acceso por el tipo de dispositivos con acceso a internet a los que se cuentan en los hogares mexicanos.

 

El aumento tan abrupto de usuarios de internet de acuerdo a la Asociación de Internet MX se explica por la recuperación del poder adquisitivo (muy entrecomillado desde mi punto de vista por la inflación que enfrenta el mundo y México), por la reconfiguración de los gastos en los hogares mexicanos y el vuelco que dio la vida hacia la red derivado del confinamiento por la crisis sanitaria provocada por la COVID-19.

 

Aunque muchos al comienzo de la aceleración de la vida en internet vimos con buenos ojos el que se mudara todo al ciberespacio, lo cierto es que la emergencia, la poca disposición gubernamental e institucional, la poca capacidad de respuesta de organismos públicos y privados, pero especialmente las desigualdades estructurales del país solo develaron que hace mucho por trabajar aún. 2 años no son suficientes para condensar avances que expertos, como Andrés Oppenheimer en “Sálvese quien pueda”, apuntaron en el pasado.

 

Prácticamente una cuarta parte de la población en México sigue sin tener acceso a internet, lo cual resulta innegable relacionar por la pérdida de poder de compra de las familias, por la falta de capacidades para sacar el mayor provecho de la red y la deficiente infraestructura en algunas comunidades en el país, la cual resalta especialmente en un México en donde se presume que ya “va a llegar el 5G” y muchas comunidades siguen completamente incomunicadas.

 

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