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A pesar de los importantes niveles de vacunación entre los adultos mayores en Estados Unidos, durante la ola de Ómicron del invierno pasado la COVID-19 provocó tasas de mortalidad considerablemente más altas entre ellos que durante el año previo, informó hoy The Seattle Times.
"Casi el mismo número de estadounidenses de 65 años o más murieron durante los cuatro meses del repunte de Ómicron que durante los seis meses de la ola de Delta, a pesar de que la variante Delta tendía a causar una enfermedad más severa en las personas", indicó el reporte.
Aunque la tasa de mortalidad general per cápita de COVID-19 ha caído, las personas de más edad siguen representando una abrumadora mayoría de los fallecimientos, agregó.
"Esta no es simplemente una pandemia de los no vacunados", dijo Andrew Stokes, profesor asistente de salud global de la Universidad de Boston, quien estudia los patrones de edad de los decesos por COVID-19. "Existe un riesgo excepcionalmente alto entre los adultos de más edad, incluso entre aquellos que tienen la serie primaria de vacunas".
Aunque siempre se concentran en personas de más edad, en 2022 las muertes por COVID-19 se inclinaron más hacia las personas de más edad que en cualquier otro momento desde que las vacunas estuvieron ampliamente disponibles, añadió el reporte.
