El periódico suizo NZZ am Sonntag ha hecho públicas varias cartas escritas por el otorrinolaringólogo Carl Otto von Eicken, quien estuvo encargado de tratar los problemas de voz de Adolf Hitler. En estos escritos se detallan algunos de los tratamientos a los que se sometió el líder de los nazis.
El doctor mandó estas cartas a su prima Marie Steneberg y fueron descubiertas por Robert Doepgen, su tataranieto, quien las encontró mientras revisaba los archivos familiares para un proyecto académico.
Richard J. Evans, un historiador británico especialista en historia alemana ha confirmado la autenticidad de la correspondencia. von Eicken era el otorrinolaringólogo más renombrado de Alemania en aquella época y trató las cuerdas vocales de Hitler durante aproximadamente diez años, tras presentar problemas con su voz en 1935.
De acuerdo con las cartas, el líder nazi tenía un gran temor a sufrir una enfermedad grave, por lo que desde su primera consulta pidió total franqueza al médico. "Si hay algo malo, absolutamente tengo que saberlo", le dijo Hitler. El primer encuentro entre ambos tuvo lugar el 23 de mayo de 1935 en la Cancillería de Estado de Berlín.
Los archivos muestran que el paciente era un tal "Adolf Müller", aunque se ha comprobado que en realidad se trataba de Adolf Hitler. La voz del líder de los nazis fue una parte fundamental de su mandato, pues era conocido por sus memorables discursos en los que conseguía el apoyo popular para su régimen.
Las cartas revelaron que Hitler pospuso una operación para extirpar un pólipo hasta después de un discurso debido a que el médico le explicó que después del procedimiento debía descansar su voz. Por otro lado, en la correspondencia von Eicken nunca habló sobre el hecho de que trató a un hombre que provocó la muerte de millones de personas en el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial.
Tras el final de la guerra, Carl Otto von Eicken fue interrogado por los estadounidenses y por los soviéticos, incluso, en una ocasión un investigador ruso le preguntó por qué no había matado a Hitler, a lo que von Eicken respondió que "era su médico y no su asesino". El famoso otorrinolaringólogo falleció en 1960.