Vandalismo sin sentido, la práctica de moda en el centro histórico

Vandalismo sin sentido, la práctica de moda en el centro histórico

Foto: Enfoque

El robo o la destrucción sin sentido es algo que se ha vuelto común en monumentos y espacios públicos que han sido colocados o restaurados para mejorar la imagen urbana de la ciudad de Puebla.

 

El tener una ciudad más bonita pareciera no importarles a estas personas, pues algunos de los casos son destrucción sin sentido, ya que los daños no fueron generados con la intención de robar el mobiliario.

 

Daños a esculturas

 

El pasado 28 de marzo el Ayuntamiento de Puebla entregó la remodelación del corredor 5 de Mayo, el cual va desde la Avenida Reforma hasta la calle 18 Oriente-Poniente.

 

La remodelación incluyó la instalación de ocho esculturas para homenajear a distintos personajes que fueron influyentes en la vida social, periodística y cultural de Puebla.

 

Las obras fueron hechas por los artistas Andrea Rodelo, Leonardo Ticante, Sergio Abarca y Daniel Xolaltenco, las cuales fueron forjadas con un material compuesto en un 40 por ciento de chatarra y un 60 por ciento de lingotes de bronce puro.

 

Pero a menos de dos meses de que se instalaron las estatuas, al menos tres de ellas ya fueron vandalizadas, con la finalidad de robar partes de las figuras para poder venderlas.

 

Una de las estatuas dañadas en la de Pedro Ángel Palou Pérez, cronista, historiador y escritor que fundó la “Casa de la Cultura” y cuya estatua tenía en una mano un libro y en la otra una pipa, misma que fue cortada.

 

El 16 de junio también se descubrió que una cadena en el cuello de la estatua de Amy Camacho había sido arrancada y los lentes de la estatua de Javier López Díaz habían sido robadas.

 

Previo a estos robos, la escultura denominada “El Marmolejo afinando su trompeta” del autor Sergio Abarca, fue despojada de su instrumento, en una de las bancas del Jardín de Santa Inés, ubicado en la 3 Sur y 9 Poniente.

 

El robo fue descubierto el 31 de mayo pasado, apenas un mes después de que la escultura se inauguró.

 

Estos casos coinciden en que el fin de vandalizarlas fue el robar partes de la escultura para poder venderlas en el mercado, donde se comercializan otras cosas como las tapas de las coladeras; sin embargo, tras estos actos no se ha registrado ninguna detención de alguno de los responsables.

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