Demografía LGBTTTIQA+ en México

Demografía LGBTTTIQA+ en México

La semana pasada mencionamos que estaban próximos a publicarse los resultados de la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG) que el INEGI levantó en 2021, pues el 28 de junio, día del orgullo LGBTTIQA+, se dieron a conocer oficialmente. Esta es el primer estudio en su tipo en América Latina y al retomar conceptos y recomendaciones internacionales sobre inclusión y no discriminación, es pionero a nivel mundial. Exponemos a continuación algunos resultados de interés.

 

La recolección de datos se basó en una encuesta a hogares dirigida a población mayor de 15 años mediante un cuestionario electrónico, entrevista cara a cara y el auto reporte mediante audio para temas sensibles, por lo que permite a los encuestados expresarse más libremente y obtener datos menos sesgados. Por el tipo de muestreo (polietápico) es representativa a nivel nacional y por entidad y tiene un nivel de confiabilidad del 90%.

 

Se destaca que en el país uno de cada 20 personas de 15 años y más se auto reconoce con una orientación sexual o identidad de género (OSIG) no normativa, esto es 4.6 millones tienen una orientación LGB+ y casi un millón más una identidad TTI+. En términos absolutos son el Estado de México, la Ciudad de México y Veracruz, las entidades con mayor número de población LGBTI+; en cambio, en términos relativos, son Colima, Yucatán y Querétaro. Los estados con menor auto reconocimiento son Tamaulipas y Baja California. El siguiente gráfico de calor muestra las variaciones porcentuales por estado.  

 

Elaborado con datos de ENDISEG 2021

 

Se observa que la tendencia política, moral o religiosa de cada entidad parece no haber influido en el auto reconocimiento de los encuestados, por ejemplo, el norte con una cultura predominantemente machista fueron excepción Nuevo León, Sonora y Durango. En el Bajío, de orientación conservadora, la excepción fue Querétaro. En el centro, con fama libertaria, la Ciudad de México estuvo por debajo de la media nacional. Mientras que la península mostró los valores más altos del sur.

 

Si analizamos por grupo de edad encontramos un fenómeno peculiar, en el estrato de 15 a 19 años el 15.6% de la población se reconoció como LGBTI+, 3 veces la media nacional; mientras que en el estrato de 60 años y más, fue apenas el 0.9% de la población. Lo anterior refleja los cambios generacionales sobre la apertura sexual versus la represión y por tanto nos estaría aproximando hacia el verdadero tamaño de la población OISAG no normativa en el país, 16 millones de personas.

 

Del total de la población LGBTI+, 7 de cada 10 están solteros; 1 de cada 10 se reconoce también como indígena y 4 de cada 10 como afrodescendiente. Lamentablemente casi la mitad de la población no recibe atención médica por algún sistema de salud público, esta cifra es muy similar al del resto de la población.

 

En el ámbito educativo, la población LGBTI+ tiene mayor nivel de estudios que el resto, el 62% cursó educación media superior y superior. La Población Económicamente Activa (PEA) es similar en términos proporcionales entre LGBTI+ y no LGBTI+, pero al comparar por grupos de ocupación encontramos diferencias, la población LGBTI+ tiene mayor participación en puestos administrativos y directivos y menos en actividades artesanales e industriales.

 

El momento de darse cuenta ocurrió mayormente en la primera infancia (antes de los 7 años), para el caso de la orientación sexual le pasó a 4 de cada 10; mientras que si hablamos de identidad de género fueron 6 de cada 10. Alrededor del 1% se dio cuenta tanto de su orientación como de su identidad después de los 30 años.

 

La encuesta revela que las personas con identidades de género no normativa llevan una carga de prejuicios y estigmas mayor que la de orientación sexual. Por ejemplo, el 60% de la población LGB compartió su situación con la mamá y sólo el 13% dijo que nadie lo sabía. En cambio, el 30% de la población TTI dijo no habérselo dicho a nadie. Casi 9 de cada 10 padres que se enteraron de la orientación sexual de sus hijos tuvo una reacción de aceptación; en cambio, el 23% de los padres que se enteraron de la identidad de género de sus hijos respondió con molestia y violencia.

 

Hablando de violencia, los niños LGBTI+ sufren más que la población No LGBTI+. Al 30% lo hicieron sentir diferente, en contraste con el 9% de los niños de la población no LGBTI+. En el ámbito laboral también hay diferencias marcadas: 30% de la población LGBTI+ ha sufrido rechazo, burlas o trato desigual; mientras que el 18% de las personas no LGBTI+ padecieron el mismo mal trato. Si hablamos de salud emocional, el 8% de la población no LGBTI+ alguna vez ha tenido un pensamiento suicida; pero en la población LGBTI+ ese porcentaje sube hasta 26%, de ellos, el 14% señaló que la causa fue su orientación sexual o identidad de género.

 

La orientación sexual e identidad de género son partes fundamentales de un ser humano integral, no deben ignorarse, ni soslayarse y el Estado debe garantizar pleno derecho para vivir en libertad. Contar con estadísticas confiables permite diseñar políticas públicas más efectivas y mejorar las condiciones de vida de toda la población. Una felicitación al INEGI por esta iniciativa y a su presidenta la Dra. Graciela Marquez Colin.  

 

 

*Profesor-Investigador Universidad Autónoma del Estado de Quintana Roo

Miembro del Sistema Nacional de Investigadores

 

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