“Copilli”, la artesanía prehispánica presumida por Tenoch Huerta

“Copilli”, la artesanía prehispánica presumida por Tenoch Huerta

La noticia de la participación del actor mexicano Tenoch Huerta en “Black Panther: Wakanda Forever” sigue dando mucho de qué hablar, pues poco a poco van saliendo detalles que dejan ver que la cultura prehispánica mexicana estará muy presente en esta película de Marvel que se espera con ansias.

 

Durante la presentación del filme en la pasada “Comic-Con”, Tenoch Huerta apareció en la escena recibiendo una gran ovación y dando un mensaje de inclusión muy emotivo; sin embargo, también llamó la atención el tocado que llevaba en su oreja izquierda, que resultó ser una artesanía prehispánica llamada “Copilli”.

 

El “Copilli” es un adorno hecho de plumas que tenía un gran significado en diversas culturas prehispánicas de nuestro país, pues era un artículo usado por personajes importantes, como dioses o la nobleza, algo que encaja perfectamente en el personaje que tendrá Tenoch en esta película, donde interpretará a “Namor”, un semidiós con raíces mayas.

 

 

Este tocado está hecho regularmente de plumas de quetzal, pero el que llevó Tenoch estaba conformado de plumaje de pato silvestre y pavoreal. Estas plumas son recolectas de las que van dejando estas aves cuando cambian de plumaje, por lo que no se maltrata a ninguna de estas especies. En náhuatl, Copilli significa “corona”, haciendo referencia a la conciencia florecida.

 

El “Copilli” tiene una historia extraordinaria, pues se menciona que es un artículo que se hace en honor de un guerrero del mismo nombre, quien murió en batalla y su corazón fue lanzado a un Tular en Malinalco, el centro iniciático de los grandes guerreros, haciendo florecer la esencia que lo reúne con su madre.

 

De este lugar también salió un nopal que tiene como frutos a las tunas rojas que representan al corazón florido que alimenta a los guerreros. Copilli se hizo inmortal y el florecimiento se ve cada vez que el padre Sol se fusiona con la Madre Tierra en el atardecer, formando una corona que adorna la bóveda celeste, reconciliando los opuestos complementarios.

 

 

En la época prehispánica, aquellos que portaban un “Copilli” poseían un sol radiante en su interior y lo hacían brillar con las flores y los cantos, que son los pensamientos y las intenciones que emanan de la conciencia.

 

El “Copilli” estaba destinado para aquellos guerreros que tenían la capacidad de comprender la naturaleza terrenal y la propiedad cósmica, así como aquellos capaces de fusionar la materia con el espíritu.

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