
La narcolepsia es una enfermedad de la que se empezó escuchar hace algunos años de forma más frecuente; sin embargo, hoy en día continúa siendo un padecimiento cuyos pacientes enfrentan adversidades como el diagnóstico tardío y la falta de tratamiento adecuado.
Es por ello que apenas en 2019 se instauró el 22 de septiembre como el Día Mundial de la Narcolepsia, impulsado por organizaciones de varios continentes que buscan hacer conciencia sobre el diagnóstico oportuno y la reducción del estigma que sufren los pacientes.
La narcolepsia es un trastorno neurológico que se caracteriza por la somnolencia diurna excesiva, lo cual provoca que los pacientes tengan dificultades para mantenerse despiertos por periodos largos de tiempo y pueden presentar debilidad muscular. Las personas con este padecimiento pueden, incluso, quedarse dormidos en cualquier lugar o momento sin previo aviso.
Esta enfermedad actualmente no tiene cura e incluso sigue bajo observación debido a que se desconoce a ciencia cierta qué factores la provocan, aunque la teoría más cercana apunta a que los pacientes tienen niveles bajos de hipocretina, que es un neurotransmisor químico que regula la excitación, la vigilia y el apetito de las personas.
La narcolepsia es un padecimiento poco común, ya que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud afecta a tan sólo una de cada 2,000 personas, lo cual equivale aproximadamente a 3 millones de personas alrededor del mundo.
Algunos expertos señalan que la cifra podría ser ligeramente mayor; sin embargo, es difícil establecerlo debido a que el diagnóstico de la narcolepsia es complicado y depende de un médico competente y experimentado en enfermedades del sueño.
Su diagnóstico también se complica debido a que la mayoría de los pacientes con narcolepsia llevan vidas normales, aún sin tratamiento, por lo que el momento en el que sean detectados y empieza a recibir apoyo médico pueden mejorar aún más su calidad de vida controlando varios síntomas.
Es por ello que el Día Mundial de la Narcolepsia busca que las autoridades sanitarias brinden un mejor acceso a los pacientes en los sistemas de salud públicos y privados, con la finalidad de mejorar el sistema de diagnóstico y tratamiento de este tipo de enfermedades.