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Este fin de semana se llevó a cabo el enésimo juego amistoso de la Selección Nacional de México en territorio estadounidense, esta vez enfrentando en Los Ángeles, California, a su similar de Perú, duelo muy bajo de nivel que terminó ganando el tricolor por la mínima diferencia.
Partidos como este y como el que se jugará el martes ante Colombia en Santa Clara, California, son siempre considerados como “moleros” debido al pobre espectáculo que tienen y a que son inservibles para el conjunto nacional.
Pese a esto, estos encuentros de corte “amistoso” son una verdadera mina de oro para la Federación Mexicana de Futbol (FMF), que ha tomado este tipo de juegos como una buena herramienta de abuso para los migrantes mexicanos que viven en Estados Unidos.
Usando la nostalgia como principal argumento, la FMF vende los boletos para estos juegos a costos verdaderamente ridículos, que van de los 75 dólares (1,575 pesos mexicanos) a los 2,279 dólares (47,800 pesos mexicanos), logrando siempre llenar los estadios y sacar una enorme ganancia económica.
Pero este no es el único abuso, pues se supo que para el duelo disputado ante Perú, la FMF tuvo la brillante idea de permitir que se cobrara por presenciar el último entrenamiento de la Selección Mexicana, cobrando a cada asistente 10 dólares para poder estar observando a lo lejos la práctica.
Más allá del costo final, es criticable que el Tricolor ha pasado de ser un representativo deportivo a un producto de marketing altamente explotado por la FMF, que deja de manifiesto que por encima del deporte está siempre lo comercial.
Lo peor es que hoy en día la Selección de México no es garantía de espectáculo y los paisanos radicados en Estados Unidos deben conformarse con juegos realmente aburridos, que muchas veces terminan en derrota del combinado mexicano.
Lo anterior se lleva haciendo desde hace muchos años y parece que no cambiará en un futuro cercano, manteniendo a la Selección Nacional de México como un producto de marketing que será siempre explotado en beneficio de unos cuantos.
