Popocatépetl activo en temporada decembrina, ¿realidad o mito?

Popocatépetl activo en temporada decembrina, ¿realidad o mito?

Foto: Enfoque

Del mismo modo que los temblores se han vuelto casi tradicionales durante septiembre, los meses de noviembre, diciembre y enero son representativos por el volcán Popocatépetl, ya que es durante este periodo en el cual las personas asocian que hay una mayor actividad volcánica.

 

Sin embargo, al igual que los sismos, la actividad sísmica del volcán Popocatépetl en diciembre tiene algo de cierto, pero también mucho de fama, pues al tratarse de un volcán activo, su actividad resulta impredecible y atemporal.

 

La parte cierta es que en diciembre el volcán Popocatépetl ha mostrado su mayor actividad en los últimos años, pero también lo ha hecho durante julio y marzo, de acuerdo con datos del Centro Nacional para la Prevención de Desastres (Cenapred).

 

 

Esta actividad se manifiesta principalmente con las exhalaciones de vapor de agua, gas y ceniza que provoca enormes fumarolas, visibles desde varios municipios cercanos al volcán y en estados como Puebla, Morelos, Estado de México y Ciudad de México.

 

Esas exhalaciones de ceniza llegan a algunos municipios como Tláhuac, Xochimilco, Milpa Alta y algunas partes de Iztapalapa, en la Ciudad de México, además de los municipios poblanos como San Nicolás de los Ranchos o Xalitzintla.

 

Sin embargo, la fama de que en diciembre es cuando hay mayor actividad volcánica se debe a eventos puntuales que han ocurrido durante esa época.

 

Por ejemplo, uno de los eventos que los habitantes de los estados cercanos al volcán tienen más presente es el ocurrido en diciembre del año 2000, específicamente el día 18, cuando el volcán arrojó lava y fragmentos incandescentes del cráter.

 

Previamente, el 21 de diciembre de 1994, el volcán Popocatépetl hizo otra exclusión llamativa arrojando gas, ceniza y material volcánico, aunque fue en diciembre de 1927 cuando se documentó la erupción más considerable de los últimos años.

 

De forma más reciente, pero menos aparatosa, destaca la expulsión de material incandescente, tremor y una enorme columna de humo y cenizas que el volcán arrojó el 22 de enero de lo del 2019, causando expectativa en los pueblos aledaños al volcán.

 

A pesar de esta actividad volcánica, el Cenapred mantiene el semáforo de alerta volcánica en amarillo fase dos, la cual es común debido que se trata de un volcán vivo, por lo que la alerta volcánica no puede ser menor y su actividad constante tampoco amerita que se avecine un riesgo mayor.

 

De acuerdo con el Cenapred, la actividad volcánica debe de verse como algo normal debido a que la liberación de vapores y gases volcánicos reducen el riesgo de una erupción, ya que un volcán de forma coloquial puede verse como la operación de una olla exprés.

 

Esta actividad volcánica incluso se ha vuelto normal para los vecinos de los municipios que se encuentren en un radio más cercano al volcán, como pueden ser Calpan, San Nicolás de los Ranchos, Amecameca, Ozumba, Xalitzintla, San Mateo Ozolco, entre otros.

 

En estas regiones donde la actividad agrícola aún persiste de forma importante, las cenizas volcánicas incluso son vistas con buenos ojos ya que aporta nutrientes a los campos y favorecen el desarrollo de ciertos cultivos.

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