La subversiva marea morada del 8M en Puebla

La subversiva marea morada del 8M en Puebla

Foto: Enfoque

Cinco diferentes manifestaciones, un mismo fin. Este 8 de marzo la "marea morada" se hizo presente en Puebla para conmemorar el Día de la Mujer de la única manera en la que podría hacerse: gritándo de frente al patriarcado que ya no más violencia, no más abusos y no más víctimas.

 

Las colectivas fueron subversivas, cada una con su acento, con su estilo, pero todas lograron llamar la atención de la gente, empezando por aquellas madres que buscan a sus hijos desaparecidos y que encuentran en esta fecha una oportunidad de pedir justicia.

 

La Voz de los Desaparecidos no solamente marchó, sino que también escuchó una misa afuera de la Comisión de Búsqueda de Personas, recurriendo a una herramienta tan poderosa como es la fe, que ha sido el único apoyo de las madres que buscan a sus hijos.

 

Su activismo solo sería el preámbulo de algo más grande, pues el llamado Frente Radical comenzaba a concentrarse frente a la Fiscalía General del Estado para encabezar una de las movilizaciones vespertinas que tendría Puebla con motivo del 8 de marzo.

 

La iconoclasia

 

Mientras este bloque se reunía, un grupo de estudiantes universitarias se congregaba en Ciudad Universitaria para protestar y salir hombro a hombro con rumbo a la Fiscalía, donde se unirían a las otras colectivas.

 

Fue así que la "marea morada" volvió a surgir en el Bulevar 5 de Mayo y 31 Oriente, para avanzar sobre esta vialidad que se ha convertido en un paso obligado cuando de protestas se trata, pues es la vía más rápida de llegar al Centro desde la Fiscalía General del Estado.

 

 

En medio del contingente, las iconoclastas encapuchadas no dudaron en manifestarse estrellando los cristales de los paraderos de RUTA, rayando paredes y la estructura amarilla del famoso "Ángel Custodio", dejando algunas calcas con contundentes mensajes: "no puede importarte más una barda que una mujer".

 

Los cánticos, consignas en pancartas y pintas en las paredes marcaron el paso de la "marea morada" hasta sus tres paradas: el Palacio Municipal, la Catedral y el Congreso del Estado, cada inmueble con un significado especial para las diferentes peticiones de las feministas.

 

Las previsiones sirvieron de poco, pues las mamparas para plasmar exigencias en la plancha del zócalo terminaron destruidas, los granaderos no pudieron evitar las pintas y hasta un colectivo de ciudadanos católicos-provida se vio rebasado en la vigilancia de la Catedral.

 

La marcha del Frente Radical y de las universitarias rápidamente se vio alcanzada por la impulsada por la colectiva 33 Mujeres, la cual evitó el zócalo y se dirigió directamente al Congreso, con exigencias puntuales como la legislación del aborto.

 

La multitud

 

Fue en ese momento cuando las colectivas estuvieron cerca de reunirse sin que esto se concretara, respetando cada movimiento sus ideologías, pues si bien tienen el mismo fin, cada colectiva organizó su movilización con una agenda y características puntuales, demostrando que el movimiento avanza a pasos agigantados.

 

Apenas empezaban a disolverse estas marchas cuando la última movilización comenzó a avanzar por la Avenida Reforma, teniendo a la cabeza a mujeres representativas de la violencia feminicida, como la mamá de Paulina Camargo Limón, desaparecida desde agosto del 2015.

 

 

Junto con la del Frente Radical, la "marea morada" de esta última marcha fue una de las más grandes y rápidamente inundó las pequeñas calles del Centro Histórico, para desembocar en el Bulevar 5 de Mayo.

 

La marcha terminaría donde las demás empezaron: en la Fiscalía General del Estado, un inmueble que no es una simple oficina de gobierno, sino que es para muchos la aduana más difícil para la obtención de justicia.

 

La jornada del 8M cerraría con música, consignas e iconoclasia por parte de las mujeres que han decidido alzar la voz, su puño y su mente para exigir de frente a las autoridades garantías de seguridad y un alto total a la violencia de género.

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