Benito Juárez es un prócer… pero, ¿acaso tiene un lado oscuro poco conocido?

Benito Juárez es un prócer… pero, ¿acaso tiene un lado oscuro poco conocido?

Foto: Enfoque y Pixabay

Todos los países crean su identidad nacional a partir de hechos y personajes que la historia oficial encumbrará con personalidades ideales, intachables, impolutos, aun cuando en la realidad su desempeño como servidores públicos, luchadores sociales y en general como personas sea bastante cuestionable.

 

Para los estadounidenses, un ejemplo es Abraham Lincoln, mientras que en México existen varios personajes como el cura Miguel Hidalgo o el expresidente Benito Juárez, de quien este martes se celebra su natalicio 217.

 

El llamado Benemérito de las Américas está en los libros de historia como uno de los máximos héroes nacionales que dejó como legado las Leyes de Reforma, que separaron a la iglesia del Estado.

 

Asimismo, se le coloca en un pedestal aparte entre los expresidentes de México, por haber sido el gobernante que acabó con la monarquía en México tras la intervención francesa y que sirvió como pilar para la construcción del México moderno.

 

Como persona, los libros de historia lo califican como el mejor ejemplo de superación personal, pues se trató de un indígena que puso a su natal Guelatao, Oaxaca, en el mapa nacional gracias a que superó la pobreza, estudiar Derecho y ser uno de los mejores presidentes del país.

 

Para fortalecer esta imagen que tenía con el pueblo indígena, incluso se creó el mito de que Benito Juárez abandonó su hogar, ya que era pastor y un día uno de ella se perdió y para evitar el regaño tuvo que acelerar su emancipación.

 

Esta imagen de Benito Juárez ha sido retomada recientemente por el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha dicho en múltiples ocasiones que el Benemérito de las Américas debe de ser visto como un referente para cualquier buen gobierno, incluso un ejemplo de la austeridad republicana.

 

El lado oscuro

 

Pero como se dijo en un principio, atrás de cada una de las diferentes hazañas que se le atribuyen a Benito Juárez, hay la historia no oficial, la que no se cuenta de los libros de historia, sobre lo que en verdad era Benito Juárez y cómo su estilo de gobierno se interpretaría en la actualidad.

 

Por ejemplo, el mito de que Benito Juárez perdió una oveja es completamente falso; no obstante, se le debe reconocer que sí abandonó a corta edad su hogar, pues a los 12 años se trasladó a la capital de Oaxaca en busca de mejores oportunidades.

 

Lo que pocas veces se reproduce es que Benito Juárez recibió protección y apoyo de la misma iglesia, pues fue el fraile Antonio Salanueva quien lo empleó y lo apoyó para continuar sus estudios en el seminario de Santa Cruz, para después volver a Oaxaca y empezar su carrera política.

 

Su participación en la promulgación de las Leyes de Reforma, así como en las diferentes legislaciones que devolvieron propiedades que estaban en manos de la iglesia al gobierno, también es cierto, pero Benito Juárez también era un hombre que, al igual que muchos en su época, era profundamente religioso.

 

Otra inconsistencia entre la imagen que se ha construido a su alrededor y en sus actividades de gobierno está el apoyo a las comunidades indígenas, pues si bien siempre se ha destacado su origen humilde, en realidad Benito Juárez no construyó mejores condiciones para los pueblos indígenas, inclusive impidió la posesión de tierras a través de ejidos.

 

Asimismo, el gobierno de Benito Juárez estuvo más preocupado en la política exterior del país, pues en más de una ocasión pidió apoyo del gobierno norteamericano para atender problemas en la vida interna del país, en lugar de fortalecer las instituciones nacionales.

 

Otro mito que gira en torno a él y que el presidente Andrés Manuel López Obrador destaca mucho, es la supuesta austeridad que debe tener un político, ya que en realidad la figura de Benito Juárez tenía muchas características, pero ninguna de ellas era la austeridad.

 

De acuerdo con varios historiadores, las diferentes propiedades que Benito Juárez acumuló como presidente de la República llegaron a evaluarse en aproximadamente 64 millones de pesos, lo cual es bastante para un salario de funcionario, tanto de esa época como de la actualidad.

 

No debemos pasar por alto el hecho de que Benito Juárez gobernó durante 14 años ininterrumpidos el país, entre 1858 y 1872, lo cual representaría actualmente dos periodos constitucionales completos y dos años de un tercer periodo adicional, que también representa casi la mitad del tiempo que Porfirio Díaz estuvo al frente del país.

 

El oriundo de Guelatao tampoco se puede escapar de haber tenido a un “junior" entre su descendencia, algo común en la política mexicana, pues su hijo Benito Juárez Maza estudio en el extranjero, se volvió abogado como su padre y aprovechó el legado político que llevaba tanto en el nombre como en su primer apellido.

 

A la muerte de Benito Juárez García, su hijo tenía apenas 20 años, pero el peso político que dejó en sus hombros le permitió llegar a ser gobernador de Oaxaca y diplomático en varios países de Europa durante la presidencia de Porfirio Díaz, incluso le ayudó a posicionarse rápidamente como uno de los masones de más alto nivel en México.

 

Además, en el ámbito económico las condiciones del país no fueron las óptimas al momento en que dejó la presidencia, pues sin tomar en cuenta su repentina huida a los Estados Unidos para evitar su fusilamiento, la deuda externa de México en ese momento llegó a los 150 millones de pesos, cuyos intereses se volvieron impagables.

 

Sobre si fue o no el precursor del México moderno, hay opiniones divididas, aunque la realidad es que dicha atribución se le da con mayor fuerza a Porfirio Díaz, quien promovió la industrialización del país a través de las fábricas, pero también con el fortalecimiento de la red ferroviaria.

Notas Relacionadas