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Los muebles son parte de la indumentaria principal de un hogar y cuando se decide remodelar un espacio, es común que se saquen los más viejos, algunas veces van a la basura y en otras ocasiones se abandonan en la calle. Dependiendo del material con que están hechos y el estado en que se conserven, se pueden reciclar o reutilizar para otros fines.
Aunque la disposición de este tipo de residuos no es tan discutida, los muebles viejos sí son elementos reciclables. Esto se puede llevar a cabo de diferentes maneras, ya sea en centros especializados para el tratamiento de basura o con el aprovechamiento de sus materiales para utilización como madera.
El proceso de reciclado consta de varias etapas, la primera de ellas consiste en revisar la materia con que se han hecho, ya sea madera pura o aglomerados. La fabricación de los muebles también conlleva la usanza de plásticos, metales o cristal. Esta revisión es con el objetivo de determinar que puede tener una segunda vida y que se descarta completamente.
Posteriormente, se desmontan y separan estos materiales en lo individual. Lo siguiente es que la madera y sus derivados se trituran para convertirlos en aserrín o virutas que se destinarán a compostas, o para la elaboración de más aglomerado. El resto de insumos como tornillos, clavos, telas o esponja se apartan para su correcta disposición en otro tipo de basuras y, de ser posible, también reciclarlos.
El Ayuntamiento de Puebla cuenta con el programa de “Jornadas de Descacharrización”, con el que se pone a disposición el Organismo Operador de Servicio de Limpia (OOSL). Este brinda servicio para deshacerse de los residuos sólidos de gran tamaño, entre los que se incluyen los muebles y otros como electrodomésticos, basura electrónica, estufas o recámaras.
Esto se hace de manera gratuita y solo es necesaria una llamada para que el personal del organismo acuda al domicilio del solicitante para el retiro de los muebles. Se debe llamar al número 22-25-73-92-73, extensión 0, o al 22-22-44-00-04 con extensión 104, en un horario de 09:00 a 17:00 horas.
Por otra parte, hay un método más, que es aprovechar las maderas que aún son resistentes y convertirlas en nuevos muebles. A esto se le conoce como “Upcycling”, que es el manejo de partes de diferentes artículos viejos para fabricar nuevos. Con el mobiliario es común, pues productos como los guardarropas dan lugar a nuevas utilizaciones.
En el caso de los muebles que se hacen primordialmente de metales, se llevan a centros de separación donde se desmontan y se clasifican por la aleación. De acuerdo al tipo, se ponen en hornos que los calientan y terminan por fundirlos para que se vuelva a usar el metal. La ventaja de este procedimiento es que requiere menos agua y calor que forjarlos nuevamente desde cero.
En contraste, no todos son aptos para reciclar, pues la composición de algunos es nociva para un nuevo empleo. En los últimos años ha ganado presencia la mobiliaria de bajo costo, que es de rápida fabricación y en masa, con materiales que impactan al ambiente, precios accesibles y de baja calidad. Esto ocasiona que se deterioren en tiempo más corto y generen más desechos, además de que suponen intensificar la demanda en árboles para hacer más.
Si están tratados con productos químicos, o su contenido es principalmente de esponjas y plásticos como el vinilo, el reuso ya no es viable por la toxicidad de estos materiales. De igual forma, los muebles que integran sistemas electrónicos, entiéndase pantallas o sistemas de sonido, se deben llevar a otro tipo de centros para apartar estas sustancias.
Tirarlos en los vertederos equivocados tiene afectaciones al medio ambiente, pues al incinerarlos, se liberan sustancias químicas que también afectan a la salud humana. El vinilo, las esponjas o demás plásticos que se incluyen en algunos muebles contaminan el aire que respiramos, la madera concentra carbono que es liberado al quemarla y termina en la atmósfera.
