Legales, baratos y con graves efectos: la inhalación de solventes sigue activa

Legales, baratos y con graves efectos: la inhalación de solventes sigue activa

Foto: Enfoque

Hay una gran variedad de drogas que afectan al organismo y, como se sabe, la mayoría de ellas son ilegales, costosas y se venden en puntos secretos o de difícil acceso. Sin embargo, también hay otras alternativas que no cuestan grandes cantidades, se pueden encontrar en cualquier lugar y son legales.

 

Thinner, aerosoles, aguarrás, gasolina, disolventes de pintura y pegamentos son parte de las sustancias que se pueden inhalar y que se adquieren legalmente en cualquier sitio. Actualmente el consumo de sustancias alucinógenas o sicoactivas es el tema de mayor relevancia, por lo que se ha ignorado a los sectores que se inclinan por la inhalación de los llamados "solventes volátiles" que son igual de adictivos y tienen consecuencias irreversibles para el cerebro humano.

 

En cuanto a los inhalables, la variedad de sustancias es amplia, pues se producen con productos químicos que provocan efectos similares a las de una droga sintética. Para sentir los impactos no hay otra forma más que ponerlos lo más cerca posible de la nariz y la boca y empezar a inhalarlos. Se encuentran en varias presentaciones y pueden tener efectos diferentes, pero atacan mayormente al sistema nervioso central.

 

Las tendencias de consumo están marcadas, así lo arrojan los datos del último Informe Sobre la Situación de la Salud Mental y el Consumo de Sustancias Psicoactivas en México del 2021. En este sondeo llevado a cabo por el Observatorio Mexicano de Salud Mental y Consumo de Sustancias Psicoactivas se refleja cuáles son los grupos que más se drogan con inhalables.

 

El informe dice que 15.5 % de hombres son los que consumen inhalables, frente al 8.7 % de mujeres. Hay múltiples razones por las que una persona decide consumir a una droga tan fuerte, entre las más comunes están el estrés, la ansiedad, el aislamiento, las preocupaciones y el aburrimiento, pero también figuran otras como la soledad, problemas económicos o, simplemente, la curiosidad.

 

Esto no se trata de un asunto menor, pues hay ocasiones en que una sobredosis lleva a la urgencia médica. El Observatorio Mexicano ha notificado sobre 1,214 personas que tuvieron que acudir de emergencia a servicios de atención médica por trastornos mentales y de comportamiento derivados del uso de inhalables. Por estas mismas razones, entre 2010 y 2019 se reportó la muerte de 159 personas que consumían disolventes volátiles.

 

Desafortunadamente, las edades en las que se empieza a consumir drogas son muy cortas, pues la última Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco dice que el 3.1 % lo hace por primera vez entre los 12 a 17 años, el 5.9 % de 18 a 34 años y solo el 1% de 35 a 65 años.

 

El Instituto Nacional de Abuso de Drogas de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), da parte del perfil de quienes se adentran al mundo de los solventes e inhalables. El NIH afirma que la mayoría empezó con el consumo de alcohol, cigarro u otras drogas cuando eran muy jóvenes y vivían en situaciones de pobreza y vulnerabilidad.

 

Los solventes volátiles son líquidos que se evaporan fácilmente a temperatura ambiente y están presentes en una amplia variedad de productos domésticos y de uso industrial. Como ejemplo están los diluyentes y removedores de pintura.

 

Por otra parte, están los aerosoles, que abarcan las pinturas en lata, fijadores de cabello, desodorantes y rociadores. Son comunes porque su precio es sumamente accesible y no hay ninguna clase de impedimentos para comprarlos, algunos no necesitan ni la mayoría de edad.

 

Los gases son más controlados porque incluyen los analgésicos de uso médico como el cloroformo y el óxido nitroso, pero también otros gases de casa o industriales, como los gases propano, encendedores y refrigerantes.

 

Finalmente están los nitritos, que, a pesar de tener el nombre más desconocido, no son menos habituales. A diferencia de otros, no repercute en el sistema nervioso, sino que son relajantes musculares y sanguíneos, además de que funcionan como estimulantes sexuales. Sus presentaciones van en limpiadores de vidrio, desodorantes ambientales, lustradores de cuero o ambientadores líquidos.

 

Sus efectos son compartidos e incluyen pérdida del juicio, debilidad muscular, bajo rendimiento en las labores diarias, adormecimiento y actitud hostil; de manera secundaria también se hace presente el vómito y náuseas, pero esto es apenas el inicio en una adicción.

 

Las consecuencias más graves se empiezan a notar cuando las personas han estado expuestos a dosis más altas por más tiempo, pues ya se ha ocasionado daño cerebral, hepático, renal y en el torrente sanguíneo. Entre estas se enlistan el delirio y la dificultad de comprensión, somnolencia, dificultad para hablar, reflejos nulos, pérdida de peso, irritabilidad, depresión, desorientación, falta de coordinación, debilidad corporal y estupor.

 

Dejarlas no es fácil, pues son altamente adictivas y la dependencia ocasiona problemas sicológicos y sensaciones de urgencia para consumir más. También deviene en ansiedad y cambios de humor por la falta de la sustancia. Como el cerebro ya está dañado, cuando se deja de inhalar se hace más latente la incapacidad de concentrarse.

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