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El Tribunal del distrito taiwanés de Keelung ha condenado a cuatro años de prisión al alcalde de un pueblo por soborno electoral. Según informes judiciales, Hsieh Wan-li, alcalde de la comunidad de Xiding, invitó a 40 personas, incluyendo a residentes del pueblo, a un viaje a una zona natural cercana a la ciudad de Keelung poco antes de las elecciones locales del año pasado, en las que buscaba la reelección.
Durante el viaje, uno de los asistentes de Hsieh repartió bolsas con azufafias, pequeños frutos similares a los dátiles, a los pasajeros. Posteriormente, uno de los pasajeros agradeció a Hsieh por "cuidar muy bien a sus electores" a través del altavoz del autobús
Durante el juicio, Hsieh negó haber violado las leyes electorales y sobornado a los votantes. Afirmó que llevaba las frutas como tentempié y que las había comprado con su propio dinero, gastando alrededor de 2,5 dólares por cada bolsa. Sin embargo, las autoridades confirmaron que el precio real de las azufaifas rondaba los 6,5 dólares, lo que se consideró una violación de las normas electorales. Al superar el límite legal de un dólar para regalos en campaña, se consideró un intento de influir en el comportamiento electoral y generar un sentimiento de deuda entre los receptores.
Como resultado, Hsieh fue condenado a prisión por violar la Ley de Elección y Reelección de Funcionarios Públicos al sobornar a ciudadanos. Sus asistentes recibieron una pena de un año y seis meses de prisión, suspendida por cuatro años.
La corrupción electoral es un problema que socava la confianza de los ciudadanos en el sistema democrático y pone en entredicho la igualdad de oportunidades para todos los candidatos.
En Taiwán, como en otros países, existen leyes electorales estrictas destinadas a prevenir el soborno electoral y garantizar la transparencia en los procesos electorales. Este caso ha puesto de relieve la importancia de hacer cumplir estas leyes y sancionar a aquellos que las violan, independientemente de su posición o estatus.
