La "superburbuja de plasma" que afectó al GPS tras erupción del volcán de Tonga

La "superburbuja de plasma" que afectó al GPS tras erupción del volcán de Tonga

Foto: Xinhua

Los investigadores descubrieron que la erupción de Hunga Tonga estuvo relacionada con la formación de una burbuja de plasma en la ionosfera, fenómeno asociado a la interrupción de las comunicaciones por satélite. Este descubrimiento también sugiere la necesidad de revisar el modelo atmosférico establecido desde hace tiempo.

 

La erupción volcánica en Tonga en enero de 2022 fue una de las mayores explosiones de la historia moderna, que afectó al GPS en toda Australia y el sudeste asiático.

 

Como describe el nuevo estudio publicado en la revista Space Weather, la erupción provocó una "superburbuja de plasma" sobre el norte de Australia que duró varias horas y tuvo consecuencias para el funcionamiento de los satélites.

 

Las señales de radio que reciben nuestros aparatos de los satélites de este sistema de navegación se ven afectadas por la atmósfera terrestre, y cuando se produce una tormenta geomagnética (una perturbación en el viento solar que impacta en el campo magnético de la Tierra), la ionosfera se vuelve turbulenta y las ondas de radio que pasan a través de ella se dispersan.

 

La ionosfera es la zona de la atmósfera superior de la Tierra donde las moléculas y los átomos se ionizan por la radiación solar, creando iones cargados positivamente. Esta zona se ubica a altitudes de aproximadamente 80 a 800 km. Se compone de gas con muchas partículas cargadas eléctricamente, lo que la convierte en un "plasma".

 

 

A su vez, las burbujas de plasma de ionosfera ecuatorial son perturbaciones de plasma en la ionosfera que ocurren naturalmente durante la noche sobre las regiones de baja latitud. A medida que ascienden, las burbujas de plasma forman estructuras de formas extrañas que se asemejan a cactus o raíces de árboles invertidas. Debido al campo magnético de la Tierra, estas estructuras se abren en abanico a medida que la burbuja crece sobre el ecuador.

 

Como resultado, las burbujas situadas a mayor altitud también alcanzan latitudes más altas. Normalmente, las burbujas de plasma alcanzan alturas de varios cientos de kilómetros por encima del ecuador, llegando a latitudes de entre 15 y 20 grados norte y sur. Este tipo de burbujas puede atrapar ondas de radio y degradar el funcionamiento del GPS, explican los autores del artículo.

 

Otro estudio, realizado por el equipo científico japonés, demostró que las perturbaciones ionosféricas se observaban minutos u horas antes de la aparición inicial de las ondas de choque causadas por la erupción volcánica de Tonga.

 

"Las burbujas [de plasma] surgieron en la ionosfera ecuatorial y de baja latitud en Asia en respuesta a la llegada de ondas de presión provocadas por erupciones volcánicas submarinas frente a Tonga", comentó Atsuki Shinbori, profesor de la Universidad de Nagoya.

 

Los científicos descubrieron una burbuja de plasma sobre el sudeste asiático poco después de la erupción de Tonga. El campo magnético de la Tierra arrastró esta perturbación hacia el sur, donde permaneció durante varias horas sobre Townsville, en el noreste de Australia.

 

De acuerdo con los científicos, se trata de la burbuja de plasma más meridional jamás observada sobre Australia. Aunque son muy raras, se sabe que estas superburbujas se producen en el norte de ese país, pero no se habían observado directamente antes de este evento.

 

La erupción de Tonga está lejos de ser un fenómeno típico de "meteorología espacial" causado por el Sol. Pero su impacto en la atmósfera superior y en el GPS pone de relieve la importancia de comprender cómo afecta el medioambiente a la tecnología de la que dependemos, concluyen los investigadores.

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