¿Cómo afecta el Trabajo las relaciones familiares?

¿Cómo afecta el Trabajo las relaciones familiares?

En 2019, el presidente Andrés Manuel López Obrador promulgó un decreto para que el 1º de junio se conmemore el Dia Nacional del balance trabajo-familia con la finalidad de sensibilizar y reflexionar sobre la importancia de que las empresas, las instituciones y los trabajadores valoren el tiempo libre dedicado a la convivencia familiar, pero ¿qué dicen las estadísticas sobre la relación que los mexicanos tenemos entre el trabajo y la familia? Aquí lo explicamos.

 

Imaginemos a Juan, un joven de unos treinta años que con mucho esfuerzo familiar logró concluir una carrera universitaria y ahora ha conseguido un “buen” empleo con un sueldo mayor al promedio. Con ese empleo pudo acceder a un crédito hipotecario y también a un automotriz. Al tener carrera universitaria, empleo fijo, una casa y un automóvil, Juan no puede considerarse pobre. Sin embargo, Juan sale de su casa todos los días a las 7 de la mañana y llega a las 8 de la noche, muerto de cansancio, le queda cenar y dormir. Descansa un día a la semana que dedica a lavar su ropa y hacer el supermercado. No le queda tiempo, ni ganas, de salir. Sabe que esta será su rutina por los próximos 30 años.

 

Al igual que Juan, en México el 30% de los trabajadores tienen jornadas de más de 48 horas a la semana, si incluimos los tiempos de traslado, el tiempo dedicado al trabajo puede superar las 60 horas semanales. Esta es una nueva modalidad de pobreza, personas que tienen un buen nivel de vida (medido en consumo), pero que deben trabajar largas jornadas para mantener ese nivel y por tanto les queda poco o nulo tiempo libre.

 

Estas modalidades de pobreza de tiempo libre no se presentan sólo en nuestro país, es un signo distintivo de nuestro tiempo y ha sido denunciado en diversas investigaciones científicas desde los años noventa. Destacan los trabajos desarrollados en Francia y Alemania, pero también en Corea del Sur y Japón, donde llaman karoshi a la muerte por fatiga laboral y afecta principalmente a trabajadores de mandos medios con niveles de ingreso superiores a la media poblacional. En los casos en donde no se llega a la muerte las consecuencias físicas pueden ser de por vida (afectaciones cardiovasculares, neurológicos, psicológicos y psiquiátricos) o en otro extremo, el suicidio por causas laborales (karojisatsu).

 

México destaca en la estadística internacional por ser de los países en los que se dedican mayor tiempo al trabajo. Es consecuencia también del neoliberalismo, durante este maldito periodo el poder adquisitivo de los salarios cayó tres cuartas partes y muchos mexicanos debieron conseguir dos o más trabajos (subocupación) o aceptar condiciones que violentan la constitución con jornadas mayores a las 8 horas diarias. Aun cumpliendo con la ley, antes de la reforma laboral de la 4ª Transformación, fuimos el país con menos días de vacaciones al año.

 

La última Encuesta Nacional de Uso de Tiempo (ENUT) que se levantó en 2019 revela que las mexicanas trabajan más que los mexicanos pues dedican el triple de tiempo, además del trabajo remunerado, a las labores domésticas que no son remuneradas. Sin embargo, los hombres duermen menos que las mujeres. Una semana promedio se presenta en la siguiente gráfica: poco más de un día completo (26.6 horas) lo dedicamos a la recreación y el esparcimiento; de ellos el mayor tiempo se destina al uso de medios de comunicación y sólo 5 horas a la semana al deporte. Casi tres días (68.2 horas) se van al cuidado personal y la mayor parte del tiempo a dormir, sólo nos tomamos 4 horas para rezar o meditar. Poco más de tres días continuos (73.2 horas) a trabajar, tanto en actividades remuneradas como no remuneradas.

 

Elaboración propia a partir de datos de ENUT (INEGI, 2019)

 

 

De lo anterior se desprende que muchos mexicanos vivimos para trabajar, nuestra vida es el trabajo. Por eso es tan importante el 1º de junio para reflexionar al respecto. Lo hemos dicho desde la pandemia, nuestros tiempos de vida no son los mismos tiempos que nos impone el capital en su afán de reproducción y acumulación. Bien lo decía Marx desde el siglo XIX, el capitalismo es el único modo de producción que socava su propia fuente de riqueza: degrada a la tierra y degrada al trabajo.

 

También debe quedar claro que la decisión de tomar más tiempo de descanso no es una cuestión personal ni individual, sino que está en función de las condiciones laborales. El trabajo digno debe considerar no sólo las remuneraciones, sino también el tiempo que le queda al trabajador para reconstituir sus fuerzas como trabajador y reanimar su espíritu como ser humano. Bienvenidas todas las iniciativas para transformar la realidad que lleve a una mejora de las condiciones de vida de la clase trabajadora.

 

 

*Profesor-Investigador Universidad Autónoma del Estado de Quintana Roo

Miembro del Sistema Nacional de Investigadores

 

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