La verdadera esencia maquiavélica más allá de la connotación negativa

La verdadera esencia maquiavélica más allá de la connotación negativa

El término "maquiavélico" se utiliza generalmente de forma negativa, pero muchas personas desconocen su origen y la esencia filosófica que realmente tiene.

 

El término maquiavélico está estrechamente ligado a la obra de Nicolás Maquiavelo, un filósofo italiano del siglo XVI que sigue siendo relevante gracias a su análisis político plasmado en su obra más famosa, "El Príncipe".

 

En conmemoración de su aniversario luctuoso (21 de junio de 1527), en Imagen Poblana presentamos un breve recuento sobre la filosofía reflejada en "El Príncipe" y cómo influyó en la formación del término maquiavélico.

 

¿Qué es ser maquiavélico?

 

La influencia de Nicolás Maquiavelo fue tan amplia que inicialmente el término maquiavélico se refería a una doctrina política y filosófica que se alineaba con los preceptos establecidos por el autor en "El Príncipe".

 

En términos generales, este análisis coloca al Estado por encima de cualquier valor moral y ético, lo que implica que es aceptable mentir, ser inmoral e incluso arrogante si esto beneficia al Estado como forma de gobierno.

 

 

Posteriormente, el término maquiavélico comenzó a adoptarse con fines sicológicos, principalmente para describir a una personalidad engañosa, astuta, calculadora, egoísta, hipócrita y falsa.

 

A lo largo del tiempo, ha prevalecido esta carga negativa asociada al término maquiavélico, y en la actualidad se utiliza ampliamente, especialmente para referirse a actores políticos o personas que ocupan cargos de poder.

 

¿De verdad Maquiavelo quería decir eso?

 

"El Príncipe", escrito en 1513, no se publicó hasta 19 años después, 5 años después de la muerte del autor, lo cual impidió que Maquiavelo pudiera defender el verdadero sentido de su obra en su momento. Tras su publicación, "El Príncipe" fue demonizado, criticado e incluso censurado por algunos sectores sociales de la época, que consideraban el pensamiento de Nicolás Maquiavelo como algo totalmente egoísta.

 

En este sentido, se puede decir que "El Príncipe" fue escrito durante un período de exilio, después de que Maquiavelo formara parte del gobierno florentino como segundo canciller. Los expertos aseguran que el objetivo de la obra de Maquiavelo era exponer una serie de características que un príncipe debía tener para poder gobernar con éxito en un contexto de constantes conflictos.

 

 

Una de las ideas centrales de su obra es que "el fin justifica los medios", y esta actitud ha contribuido a que la filosofía maquiavélica se vea hasta hoy en día de manera negativa. Maquiavelo también establece otros principios, como que los gobernantes deben estar preparados para no ser virtuosos y actuar siempre en función de su conveniencia, con el fin de garantizar la seguridad y la prosperidad de sus súbditos.

 

Otra de sus máximas fue afirmar que "los gobernantes prudentes no pueden, y no deben, cumplir su palabra cuando esto los coloca en desventaja", argumentando que "no todos los hombres son buenos y que no todos cumplen su palabra".

 

Según Maquiavelo, la sociedad estaba compuesta por individuos miserables, por lo que en muchos casos era aceptable anteponer la conveniencia o el beneficio personal por encima de la moralidad. Ser astuto, intrigante y recurrir a una doble personalidad era justificable para beneficiar al Estado. Es por eso que, como ocurre en la filosofía, algunos de estos preceptos perduran hasta hoy y son utilizados según la conveniencia de los actores políticos. Esto ha contribuido a que el término maquiavélico siga siendo considerado negativo hasta la fecha.

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