Fama súbita. Reacción masiva que se esfuma

Fama súbita. Reacción masiva que se esfuma

Los fenómenos de reacción masiva sobre todo en torno a una persona, no son tan raros como suele pensarse, y como lo expresan algunos, sorprendidos. A lo largo de la historia se han dado con grandes personajes, seres que valían la pena, pero por lo general, ya que se trata de una explosión repentina, se producen en gente mediocre y lo que es peor, en personajes malévolos que han dejado huella sangrienta en la historia, Uno de ellos en 1939, fue Adolfo Hitler. Como sucedió con reciente mujer en el caso mexicano, Hitler ya era conocido con anterioridad en la veintena del siglo pasado cuando fue encarcelado por un atraco fallido en el que murieron varias personas. Salió libre y ahí andaba en una grilla alemana de ultraderecha y se consolidó en los años treinta al frente del gobierno de un país que no era el suyo por cierto. El inicio de la Segunda Guerra Mundial en 1939 colocó en la boca de todo mundo el apellido Hitler y fue un retumbo terrible que se expandió millones y millones de veces,  a la par que los millones de muertos aumentaban. Países como Inglaterra, Estados Unidos y muchos que habían tenido relaciones con Alemania, se hicieron de la boca chiquita y ante el grave peligro y sobre todo la pérdida de poder que habían tenido, integraron con otros países los aliados en contra de Hitler. Todavía a su suicidio  en mayo de 1945 orillado por la circunstancias y a la fecha, su  nombre se pronuncia seguido con terror y a veces con admiración, por un mundo que no ha podido dilucidar como un personaje menor, oscuro, pésimo pintor y destructor inhumano, puede  permanecer con su  nombre sin que se dirima el fenómeno.

 

NO TODOS LOS FENÓMENOS MASIVOS SE CONVIERTEN EN PERMANENTES

 

Las personas que se convierten en masivas, suelen ser actores, artistas, políticos en una contienda electoral, mujeres bellas, héroes, delincuentes o seres desconocidos  que como suele decirse, “tienen sus quince minutos de fama”. Las cosas, los inventos, los grandes aportes, los descubrimientos y miles de circunstancias se posicionan de pronto de la vida del mundo. Véase el caso de las redes  y en general del mundo digital desde que apareció. Eso mismo pasa con libros, con hechos extraordinarios, con modas, medicamento (sucedió con las vacunas) et al. Muy seguido amanecemos con una novedad que se repite en todas partes, más si su impacto puede ser trascendente. En SDP, Federico Arreola menciona el libro que a su vez se menciona en el diario El  Financiero, de  Larry  Bartels,  Presidential  Primaries and the candidatura Presidencial en el que se trata el fenómeno que estamos mencionando y se le cataloga como momentum, sobre todo cuando surge en un  caso electoral,  en torno a un presunto candidato que puede tener arrastre. Así sucedió aquí con la que se considera candidata del Frente Amplio de la oposición de derecha. Fue un caso sorpresivo, masivo, en el que curiosamente los que tomaron parte para esa masividad fueron en realidad  medios de comunicación. Y en buena parte, medios opositores.

 

MEDIOS, NO EL PUEBLO, LANZARON A LO MASIVO LA PROPUESTA DEL FAM

 

De un día para otro, una mujer que tenía  décadas viviendo en la Ciudad de México y se le conocía por algunas gestiones administrativas  y legislativas, apareció por todas partes como un fenómeno masivo. Fotos de todo tipo, declaraciones, bandazos para entrevistarla sorprendieron a la ciudadanía como si se tratara de un fenómeno nuevo. El que la señora tuviera años en la capital y se moviera en medio de la polémica en algunos círculos, no daba para comprender que de pronto se trataba de un ser extraordinario. Se le recordaba en un hecho afrentoso rociándole gel a mujeres policías o en una polémica risible cuando exigió factura al contratar un baño de servicio, bromas, posturas diversas de un ser más bien fanfarrón. Y de pronto ese era el gran fenómeno, el que algunos digerían casi como un genio, como un ser extraordinario. Analistas como los que menciona Arreola ponen el acento en estas situaciones, como truenos que estallan de repente, causan estupor o admiración en  unos, esperanzas de regreso en otros, pero solos se callan, se detienen. Sobre todo porque no hay una verdadera contextura en ellos. Menciona el mismo analista y sus fuentes que eso se está viendo sobre todo en las encuestas. Mucho escándalo, pero no trascendió en los porcentajes. La última señala a la señora con 7.7 por ciento. Menos mal que solo puede convertirse  en un caso de distracción, de algo que no lastime a nadie, menos a ella. Y que por fortuna, no lleguemos a aquel caso terrible de 1939.