La legalidad se impone a las necedades

La legalidad se impone a las necedades

Bien decía François de la Rochefoucauld que “la pobreza espiritual produce la obstinación”. Que los necios y tercos no creen en lo que está más allá de lo que sus ojos alcanzan a ver.

 

Tras poco más de tres años, los mexicanos ya nos percatamos de que ni el carisma ni la retórica de AMLO en las “mañaneras” producen bienestar.

 

Y entre los viejos muros de Palacio Nacional vive un pobre hombre que padece una pobreza espiritual inconmensurable.

 

Cinco años de terquedades, empecinamientos y necedades lo confirman.

 

Terco, en tres ocasiones buscó ser Presidente de la República.

Necio, pretende que todos demos por buenos los “otros datos” que sólo él sabe de dónde saca o cómo se los inventa.

 

Obstinado en golpear a quien se le ponga enfrente, como es el actual caso de la senadora Xóchitl Gálvez y que, más adelante, puede ser cualquier otro que aspire a disputarle el poder presidencial.

 

Y sí, empleando una consulta popular chafa, Andrés Manuel López Obrador arrancó el sexenio cancelando el aeropuerto que se construía en Texcoco, arguyendo corrupción… y sin presentar una sola denuncia en contra de los corruptos. Se salió con la suya.

 

Usando a sus bancadas incondicionales en el Congreso de la Unión y en los estatales consiguió militarizar a la Guardia Nacional que, inicialmente, se anunció sería civil. Terco, volvió a hacer lo que quiso.

 

Y como esos, muchas otras imposiciones que han ido, incluso, en contra del mínimo sentido común.

 

Pero, ¡se le apareció la Suprema Corte de Justicia de la Nación!

Cambio de estafeta en la titularidad del Poder Judicial de la Federación y sus caprichos e ideotas electorales –siempre está centrado y concentrado en ello: en lo electoral; lo demás le vale madres--, igual la A que la B, terminaron en el cesto de la basura… como se le advirtió que sucedería.

 

Infantiloide en sus reacciones, AMLO ha hecho berrinche, ha pataleado en sus matinés, ha amenazado a los ministros y al máximo órgano jurisdiccional mismo, amenazándolo con un absurdo: que reformará la Constitución para que sus ministros sean elegidos por la voluntad popular.

 

Y así la SCJN se ha sumado a la lista negra de quien encabeza un régimen autoritario o una simulación del mismo: un autoritarismo con fachada electoral.

 

En esa lista aborrecida por AMLO están ciertos empresarios --aquellos con quienes sus allegado y familiares aún no hacen “bisnes”--, los periodistas que siempre nos hemos negado a ser publirrelacionistas del régimen en turno –cualquiera que sea el partido del que provengan--, y otros factores de poder y/o influencia que conformaban el sistema de pesos y contrapesos propios de una democracia que, hasta el 2018, se desarrollaba en México.

 

Oscuridad, su “mundo ideal”

 

También fue que, desde que llegó a apoltronarse en La Silla, López Obrador mostró no estar de acuerdo con la integración plural de los órganos constitucionales autónomos que, cuidando todos los equilibrios, Ejecutivo y Legislativo armaron en años anteriores.

 

Y así, recortándoles presupuestos, ha dejado a algunos a punto de la extinción, mientras se ha ensañado con otros.

 

Con el INE, por ejemplo, que sufrió ambas medidas cuatroteras, amén de las diarias diatribas en los soliloquios de Palacio Nacional.

Y hasta que el órgano electoral se conformó a su gusto, dejó de atacarlo.

 

Pero le llegó el turno al INAI. Y en una infidencia, Adán López dijo a senadores que AMLO prefería que éste no se integrara a cabalidad –luego de que ya había vetado a dos consejeros--, que así, con un INAI mocho, habría un “mundo ideal”, infiero que para mantener en la opacidad contratos de sus obras faraónicas que apestan a podredumbre, con todo y que el Ejército participa en ellas.

 

Con más razón, dirán algunos.

 

Falta poco, empero, para que la SCJN autorice y ordene que el órgano de la transparencia y la protección de datos personales funcione con los cuatro miembros que hoy lo integran.

 

Terquedad… contra legalidad.

 

Al final son las leyes las que se imponen, ¿no cree usted?

 

Indicios

 

AMLO ya tiene un bozal o tapabocas y tuvo que dejar de entrometerse con la senadora Xóchitl Gálvez. Y es que en Palacio Nacional no había quien recibiera el documento, porque María Estela Ríos González, la titular del Jurídico del Poder Ejecutivo, está de vacaciones. Lo enteraron a través de estrados. No obstante, la consejera jurídica sí apareció ayer en los patios de Palacio Nacional, donde se rindió un homenaje al Presidente Benito Juárez. * * * Presento las más amplias disculpas a la maestra Beatriz Claudia Zavala Pérez, consejera del INE e integrante de la Comisión de Quejas del propio Instituto, por haberla incluido en mi señalamiento de sumisión ante Morena por su reciente fallo de que las llamadas “corcholatas” sí pueden violar la ley electoral, pero no’más tantito y sin que los consejeros Rita Bell López Vences y Jorge Montaño Ventura no se den cuenta de ello. La verdad es que Zavala Pérez votó a favor de que se ampliaran las medidas cautelares para las campañas de Sheinbaum, Ebrard y López que han despilfarrado en propaganda y mítines lo que la 4T no tiene para abastecer de medicamentos y equipos a los hospitales. Mis respetos, señora consejera. Leí completo su voto particular de 122 fojas. * * * Ya hemos observado en las elecciones internas de Morena el comportamiento civilizado de quienes aspiran a integrar sus órganos directivos. Se lanzan sillas, en lugar de rosas. Golpes, en lugar de abrazos. Y siempre hay descalabrados y sangre, mucha sangre. Nada nuevo. Son los mismos que hacían lo mismo y de la suyas en aquel PRD también encabezado por AMLO. Y con esos antecedentes, ahora el caricaturista Rafael Barajas (a) El Fisgón, y quien se ha dedicado a medrar desde hace décadas con la memoria del ’68, Pablo Gómez Álvarez, nos salen con la mam… de que habrá violencia si no gana Xóchitl Gálvez. Son patéticos, siguiendo sin olfato las órdenes de quien les da croquetas y les jala la correa. * * * Y por hoy es todo. Le deseo, como siempre, ¡buenas gracias y muchos, muchos días!