Celada, Manjarrez y los que nunca estarán

Celada, Manjarrez y los que nunca estarán

Hay personas que nunca serán avalados por la historia aunque se muevan en los ámbitos públicos de sus tiempos.  La falta de grandeza que vemos en muchos  que buscan el poder a partir de triquiñuelas, ahí queda marcada en olvido. Los verdaderos escogidos relumbran con sus nombres en las plazas, en las calles, en los libros, y se quedan grabados en el tiempo y en la  memoria. Leo en  una carta pública, que hay un espacio en Xochimilco llamado Rotonda de los Personajes Ilustres y el que la escribió no encontró  ningún nombre  escrito en varios espacios. Falta de confianza, pensé, porque cerca está el  embarcadero que lleva el nombre de Fernando Celada y ese nombre podría recorrerse y  encabezar el lugar desierto. Celada conocido como el Cantor del proletariado, no  solo fue un poeta singular y destacado, fue un personaje simbólico por su compromiso con los pobres,  su cercanía a las luchas que se daban en  aquella época en la que vivió. Celada es uno de los personajes que deja julio en el que murió el 7 de ese mes, después de haber nacido en  1872. Desde su juventud ya en el arribo del siglo anterior, se preparaba para dar la lucha en  el periodismo y colaboró en varios, sobre todo la famosa  Bandera roja, de la época.  Entre las obras que suelen escribir estos personajes,  éstas coinciden en su lucha con los gobernantes, Celada escribió sus Cantos épicos a Juárez. Pero fue primordialmente poeta, dramaturgo y político de apoyo. El poema que más lo recuerda es La caída de las hojas, pero también Nublos, que nos traen el recuerdo de esos que ahora vemos, antes de que la lluvia se desgrane en la ciudad.

 

 No te lo dice la luz que expira

sombra es la ausencia, desolación.

Si tantos sueños fueron mentira

¿Por qué se queja cuando suspira

tan hondamente mi corazón?

 

FROYLÁN C. MANJARREZ , EL CONSTITUYENTE QUE  RELUMBRA EN PUEBLA

 

También leí hace poco en el portal Imagen Poblana, la interesante idea de los gobiernos  de la capital de reconocer públicamente no solo a los personajes nacidos en ese estado sino a los visitantes famosos y con méritos que visitan o  viven en esa gran ciudad. Vi varios nombres de personas famosas de este tiempo, pero recordé a uno que está inscrito ya en la historia de  México y que al igual que Celada, fue un luchador, un hombre de izquierda, político, periodista, escritor, ilustre constituyente de 1917: Froylán Cruz Manjarrez.  El fue parte del grupo que se opuso a fuerzas conservadoras y que dejó signada la carta magna con mucho de lo que propusieron y está presente aún en ese escrito legal  pese a todas las reformas  algunas en contra, que han  hecho varios gobiernos. Como político y legislador, Manjarrez fue diputado en las legislaturas XXVII y XXXVII. Y en ese enfrentar que hubo ante las divergencias revolucionarias fue un crítico de Plutarco Elías Calles y se sumó al también sonorense Adolfo de la Huerta en la lucha que éste encabezó contra el que fue llamado jefe máximo.  Fue gobernador interino en Puebla donde  nació en 1894 y perseguido político. Como Celada con Juárez, dio fe del personaje de la época en su biografía a Lázaro  Cárdenas y en escritos diversos reconocidos sobre la Revolución, en la que tomó parte con las fuerzas de  Carranza.  Murió joven, a los 43 años en 1937, en pleno gobierno cardenista. Ese es uno de los nombres que relumbra en su tierra natal la bella Puebla. Contemporáneo de Celada que murió en 1929, su lucha fue cercana, uno en la  Ciudad de los ángeles, otro en el  bello pueblo de Xochimilco. Ambos paladines de esos  pueblos. Es un orgullo para mí haber formado parte de la célula comunista Froylán Cruz Manjarrez, en el PCM, con otros miembros de la Unión de Periodistas Democráticos. Profundo intelectual y hombre sensible, ¿habrá leído Manjarrez el poema de Celada La caída de las hojas? Aquí un verso:

 

Cayó como una rosa en mar revuelto

y desde entonces a llevar no he vuelto,

a su sepulcro lágrimas ni amores.

Es que el ingrato corazón olvida,

cuando está en los deleites de la vida,

que los sepulcros necesitan flores.