Ecoturismo, fascinación por la naturaleza que impacta en los ecosistemas

Ecoturismo, fascinación por la naturaleza que impacta en los ecosistemas

Foto: FreePik

De junio a agosto, la naturaleza brinda en el estado de Tlaxcala uno de los espectáculos más bellos y que atraen a miles de turistas de México y de todas partes del mundo: el avistamiento de luciérnagas. Si bien este acontecimiento significa un importante aporte económico para la entidad, las multitudinarias visitas tienen un impacto negativo en el medioambiente.

 

Cada año, el Santuario de las Luciérnagas recibe a numerosos viajeros que esperan con ansias para avistar a estos insectos lumínicos; sin embargo, en los últimos años esto ha afectado a los hábitats de reproducción y crecimiento de las luciérnagas, comprometiendo su conservación en el futuro.

 

Especialistas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza advierten que el turismo descontrolado, aunque se pretende vender como ecológico, atenta contra la conservación de la especie Photinus palaciosi. Basura, contaminación de los ecosistemas, erosión del suelo, así como contaminación auditiva y lumínica, son parte de los peligros de este tipo de turismo.

 

Esto no sucede únicamente con las luciérnagas, ya que múltiples espectáculos son objeto de deseo para las personas que quieren acercarse a la naturaleza, aunque, muchas veces sin saberlo, esto tiene un impacto nocivo para el medioambiente.

 

El ecoturismo se define como la práctica de viajar con el fin de visitar áreas naturales para apreciarlas y estudiarlas, todo sin causarles daños. En el ecoturismo se pretende que los turistas conozcan los lugares naturales y, al mismo tiempo, aprendan la importancia de la conservación del entorno. También implica convivir con los habitantes de las zonas visitadas.

 

 

Para que se considere de esta manera tiene que involucrar directamente a las comunidades locales, se debe educar para conservar, priorizar la derrama económica para los pobladores, así como la promoción de la defensa de los ecosistemas que se visitan.

 

De parte de los visitantes, estos deben comprometerse a ser respetuosos con los sitios que visitan y no alterarlos de ninguna manera, ya sea introduciendo algún agente de peligro (especies invasoras de animales o plantas), o llevándose recursos naturales de ahí. Asimismo, también tienen que comportarse adecuadamente con la gente de las comunidades y respetar sus tradiciones.

 

Con esto se pretende que las personas conozcan el patrimonio natural de un país sin que este se vea afectado por las excursiones. Aunque suene alentador, esto no siempre sucede de esta manera y, en muchas ocasiones, en realidad no es ecológico, ya que los ecosistemas sí tienen impactos negativos.

 

En términos generales, la sola presencia de autos, camiones, lanchas o embarcaciones más grandes son perturbadoras para un medio, ya que altera el comportamiento de los animales y modifica las interacciones que se dan entre especies, incluso interrumpiendo ciclos de reproducción. También se dan cambios a nivel hormonal, derivado del estrés, por lo que se dan cambios fisiológicos en algunos animales.

 

En años recientes se ha informado que el turismo del avistamiento de cetáceos, es decir, ballenas, afecta al comportamiento de los animales porque la presencia exagerada de navíos los estresa. Una consecuencia más es que las embarcaciones ocasionan daños físicos a los especímenes y ahuyentan a las especies de las que se alimentan las ballenas.

 

Esto trae como resultado que los avistamientos sean más escasos y los mares se contaminen por los desechos de las lanchas, o con la basura de los turistas que no se maneja correctamente y termina en el agua. Lo mismo sucede con aves y otros mamíferos que viven bajo tierra.

 

Otro riesgo es que los humanos, aunque traten de ser cuidadosos, son potenciales difusores de patógenos ajenos a un ecosistema. Al introducir bacterias, virus o parásitos ajenos, se pone en riesgo el delicado equilibrio de un medio natural. Las especies nativas de un lugar no tienen las defensas adecuadas para protegerse de los microorganismos intrusivos.

 

Algo similar ocurre si se llevan otros tipos de animales o vegetación ajena al entorno y que terminan compitiendo por los recursos con las especies nativas. Esto es un efecto en cadena que, en algunos casos, extingue a muchos animales o plantas que no pueden pelear por sobrevivir.

 

Para que haya espacios para turistas, naturalmente se tiene que cambiar un entorno, por lo que las crecientes demandas conllevan a que se derrumben selvas o bosques, y que se destruyan playas para que haya hoteles que reciban a los visitantes. Ejemplo del impacto negativo de esto es que algunas especies de tortugas ya no tienen donde desovar y terminan por dejar sus huevos expuestos a los depredadores.

 

Las comunidades rurales también se ven afectadas, ya que muchas veces se les obliga a cambiar su estilo de vida para adaptarse a las exigencias de servicio y consumo de los turistas. Gracias a esto, muchas culturas indígenas dejan de lado sus orígenes y se dedican a trabajar para los visitantes.

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