La mujer en la nevera: una forma machista de desarrollar a los héroes

La mujer en la nevera: una forma machista de desarrollar a los héroes

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En los cómics, series de televisión, películas y muchas otras formas de expresión artística, cuando los personajes principales son hombres, uno de los puntos cumbres en sus historias es cuando sufren una pérdida. Algo recurrente es que se vea cómo mueren sus padres, amigos y demás familiares, pero otro recurso es que muera la pareja o mujer importante para el protagonista.

 

A esto se le llama “la mujer en la nevera” y pasa seguido en las historias de superhéroes, pero es un recurso que se usa para todos los géneros. La controversia es que suele ser tachado de machista, ya que reniega de los personajes femeninos a un rol de objeto, cuyo único fin es sufrir o de plano morir, para beneficiar el desarrollo o crecimiento de alguien más, de un hombre.

 

Este término lo acuñó por primera vez la guionista de cómics Gail Simone, en 1999. Ese año, con la presentación del número 54 de Linterna Verde, se dio un hecho que llamó su atención, ya que el enemigo del héroe, Major Force, descuartizó a la novia, Alexandra DeWitt, para posteriormente meter sus restos a la nevera con el fin de que Linterna Verde los encuentre.

 

En lugar de simplemente atacar de manera frontal a su archienemigo, Major Force se centra en "lo más preciado" de Linterna Verde para atacar su corazón. Lejos de ser un caso excepcional, se ha convertido en un cliché en los cómics y todo tipo de producciones que tengan como protagonista a un hombre conflictuado.

 

Simone sostiene que no solamente aplica para la muerte de los personajes femeninos, principalmente heroínas, sino para cualquier final trágico que la deje vulnerable, entiéndase mutilada, sin poderes, herida, violadasecuestrada o desaparecida. Empezó a indagar en el tema y se percató de que era más sencillo enlistar a las que tuvieron un buen final, de las que caían en dicho estereotipo.

 

 

El problema con recurrir a esta narrativa va más allá del hecho de no tomar con seriedad a las mujeres en las historias, que ya es en sí un problema, sino que también apela a cosificarlas y exponerlas como algo meramente desechable, o bien, por verlas como un objeto que gira en torno a los sucesos de los hombres, siendo ellas una recompensa o un medio de castigo.

 

Por otra parte, también es considerado como un método que repele a las mujeres de adentrarse en este tipo de historias. Para las mujeres que sienten empatía por los personajes femeninos, resulta poco atractivo saber que la mayoría de dichos personajes sucumbirán como parte de la motivación de sus pares masculinos.

 

A esto se suma que es una técnica de narración repetitiva y predecible, ya que no aporta nada original o novedoso en las historias, convirtiendo a los héroes en vengadores con la misma motivación de siempre. También es una forma de seguir reproduciendo estereotipos de género que hacen ver a las mujeres siempre débiles y dependientes de lo que el héroe haga por ellas.

 

Directores y franquicias enteras han basado gran parte de su filmografía en este recurso, pues a pesar de que se repite y se repite, no se señala lo nocivo que es. Algunos ejemplos de ello son los siguientes:

 

Christopher Nolan: el director británico suele usar esto con frecuencia, por ejemplo, en “Memento” (2002) el protagonista y la historia completa se erigen en torno a la misteriosa muerte de su esposa. En la trilogía de Batman (2005-2012) son asesinadas tres mujeres: su madre, su amiga Rachel y Talia al Ghul. En “El origen” (2010), Mal, la esposa del protagonista se suicida por locura y atormenta al protagonista. En “El gran truco” (2006), el personaje de Olivia muere como parte de la trama de los dos hombres estelares.

 

 

The Boys: la célebre serie de Amazon Prime Video no esperó ni un capítulo para matar de manera violenta a la novia del protagonista, Hughie, lo que lo impulsa a luchar contra los superhéroes de la serie. Posteriormente, el resto de las heroínas en la producción se convierten en potenciales “mujeres en la nevera”.

 

Marvel: en todas las versiones del Spiderman se usa este cliché, ya que las mujeres son objetos de castigo para Peter Parker. En las primeras tres (2002-2007), las de Tobey Maguire, Mary Jane es secuestrada todo el tiempo. “El sorprendente Spiderman”, la segunda entrega ya con Andrew Garfield, termina por matar a Gwen Stacy. Finalmente, en el Spiderman de Tom Holland, la tercera película asesina a May Parker, su tía.

 

Pasa lo mismo con Iron Man cuando descubre en “Capitán América: Civil War”, que Lucky fue el asesino de su madre y padre, pero poniendo especial énfasis en el daño causado por la pérdida maternal.

 

 

Búsqueda implacable: esta trilogía protagonizada por Liam Neeson se erige sobre puros secuestros a las mujeres cercanas a él. La primera, por razones fortuitas, se basa en el rapto de su hija y el posterior rescate. Sin embargo, las dos siguientes se centran en usar a la hija y a su exesposa como un medio de castigo por los acontecimientos de la entrega inicial.

 

Deadpool: En las dos cintas que se han producido hasta ahora se usa esta narrativa, en la uno como secuestro para atraer al antihéroe a luchar contra el enemigo, y en la segunda matándola completamente, lo que le da sentido completo a la historia de la película.

 

 

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